Las pocas noticias que se conocen sobre la vida de este ermitaño se recogen en dos sinaxarios (santorales de Oriente) antiguos: el Patmensis 266 (Siglo X) y el Santa Cruz 40 (siglo X-XI). San Andrés de Creta (muerto el 740), vivió en época cercana a la de Patapio, y escribió una vida, una historia de sus milagros y un elogio, pero no parece demasiado informado como Metafrastes, que recogió todos los datos relativos al ermitaño en una noticia del siglo XI.
Patapio, nativo de Tebas, en Egipto, pasó varios años como solitario en las afueras de su ciudad, y luego marchó a Constantinopla, afincándose en la zona de Blacherne, cerca de las murallas, donde vivió mucho tiempo. Su fama de santidad atrajo a muchos visitantes: tuvo ocasión de curar a un ciego, un hidrópico, un loco y una mujer que sufría de cáncer de mama. A su muerte, en medio de la aclamación popular, fue enterrado en la iglesia de San Juan Bautista en un monasterio cercano de los egipcios, donde su cuerpo fue todavía venerado hasta el siglo XV.
No tenemos ninguna información cierta sobre la época exacta en la que vivió, alguna evidencia sugiere que llegó a Constantinopla en el momento en que otros dos egipcios, Bara y Rabula, fundaron algunos monasterios hacia fines del siglo V o inicios del VI; los Bolandistas proponen el siglo VII. En los Menologios bizantinos se lo recuerda el 8 o el 9 de diciembre, mientras que en el Martirologio Romano el día 8.
Traducido para ETF de una noticia de Raymond Janin en Enciclopedia dei Santi.