No poseemos datos ciertos sobre san Pancracio, cuyo martirio se celebra el día de hoy. La versión que se da ordinariamente de su vida se basa en las llamadas «Actas», compuestas mucho tiempo después de la muerte del santo y que contienen serios anacronismos. Según esas actas, san Pancracio era un huérfano de origen sirio o frigio. Un tío suyo le llevó consigo a Roma, donde ambos se convirtieron al cristianismo. Pancracio fue decapitado por la fe a los catorce años de edad, en tiempos de Diocleciano, y fue sepultado en el cementerio de Calepodio, que después tomó su nombre.
Hacia el año 500, el papa san Símaco construyó o reconstruyó una basílica sobre el sepulcro de san Pancracio. San Agustín de Canterbury le consagró la primera iglesia que erigió en esa ciudad; unos cincuenta años más tarde, el papa san Vitaliano envió a Oswy, rey de Nortumbría, una parte de las reliquias del mártir, cuya distribución ayudó a propagar su culto en Inglaterra. San Gregorio de Tours, que llamó a san Pancracio «el vengador del perjurio», afirmaba que Dios obraba el milagro perpetuo de castigar visiblemente todos los falsos juramentos que se hicieren en presencia de las reliquias de san Pancracio. La tumba del santo estaba en la Vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma. El papa Honorio (625-638) restauró elegantemente la iglesia que había construido san Símaco; todavía se conserva la inscripción que mandó poner con ese motivo:
«Por los méritos insignes y las singulares gracias del Bienaventurado Pancracio, el obispo Honorio, siervo del Señor, para bien del pueblo de Dios, ordenó derribar el viejo edificio que amenazaba ruina y no contenía los restos del santo, debido al descuido de los antiguos, mandó construir de nueva planta otra iglesia y, dentro del altar adornado con mármoles preciosos, coloco las reliquias que antes estaban en la pared exterior del edificio»
El papa san Gregorio Magno había construido un monasterio benedictino en honor de san Pancracio; probablemente, san Agustín de Canterbury dedicó al santo la iglesia arriba mencionada, en recuerdo del convento en que había vivido en Roma. Otro cementerio muy conocido que llevaba también el nombre de san Pancracio era el de Londres, donde fueron enterrados muchos mártires católicos; el barrio y la estación del ferrocarril tomaron de esa iglesia el nombre del santo.
Existen varias recensiones de las actas, tanto en latín como en griego; pueden verse en Acta Sanctorum, mayo, vol. III. Pío Franchi de Cavalieri discute el texto griego en Studi e Testi, vol. XIX, pp. 77-120. Ver también Analecta Boüandiana, vol. IX, pp. 258-261. El texto de la inscripción del papa Honorio fue tomado de «Año Cristiano», BAC, 1966.