Nacido en la zona oriental de Vietnam, los misioneros de la Sociedad Extranjera de Misiones lo atrajeron a la fe y siempre agredeció mucho que le hubieran inculcado el cristianismo. Opto por la vida militar y llegó a ser capitán de la guardia personal del rey Minh Manh, observando una conducta intachable en su profesión. Pero cuando el rey se decidió a perseguir nuevamente a los cristianos y depurar su ejército, dio orden de que todos los militares cristianos apostataran y Pablo se negó. Por ello fue arrestado en 1832 y paso un año entero en la cárcel, sufriendo interrogatorios y torturas a fin de que apostatara, pero el no lo hizo, firme en la fe y la adhesión a Cristo. Por fin fue juzgado y se le condenó a ser degradado de su rango militar, expulsado del ejército y finalmente a muerte. Fue decapitado en Saigón el 23 de octubre de 1833. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II junto con los 117 mártires de Vietnam, muertos por la fe entre los años 1745-1862, que habían sido beatificados a lo largo del siglo XX.