Juan Bautista Saggio era hijo de Fulvio Saggio y de Aurelia Pizzini, y nació en Longobardi, junto a Cosenza, el 6 de enero de 1649. Educado piadosamente por su madre, al llegar a la adolescencia ayudaba a su padre en las tareas del campo, al tiempo que llevaba una vida ejemplar. Había en su pueblo un convento de religiosos mínimos de San Francisco de Paula y a él acudió Juan Bautista para encauzar la vocación religiosa que intensamente sentía. Sus padres, pese a ser personas piadosas, se opusieron con toda energía, y hubo el joven con gran paciencia y la ayuda extraordinaria de Dios de vencer esta resistencia y poder realizar su vocación. Fue enviado a Paola a hacer su noviciado, recibiendo el hábito en calidad de oblato y tomando el nombre de hermano Nicolás.
Destinado a su propio pueblo natal por dos años, pasó luego al de S. Marco Argentano, donde desempeñó los oficios de cocinero, jardinero y limosnero. Posteriormente pasó por otros cuatro conventos con idénticos oficios. En todos los conventos dejaba una estela de ejemplaridad en el cumplimiento de la regla y en el espíritu de fervorosa piedad. El corrector general de la Orden, P. Pedro Curtí de Cosenza, se lo llevó a Roma, al convento de San Francisco de Paula ai Monti, donde fue sacristán y luego portero. Dios le concedió extraordinarios dones místicos que le hicieron notable en su comunidad y fuera de ella, por lo que tuvo general fama de santidad en Roma. Entre 1693 y 1697 vivió fuera de Roma, y dentro de esos años, uno en el convento de su pueblo natal, cuya iglesia logró restaurar con las limosnas recogidas. Vuelto a Roma, volvió a ser objeto de la veneración universal por su contagiosa piedad y su humildad evangélica. Cuando se puso enfermo, acudieron a visitar su pobre celda cientos de personas, entre ellos cardenales y prelados de la Curia. Murió el 2 de febrero de 1709, y fue beatificado por Pío VI el 11 de julio de 1786 y canonizado por Francisco el 23 de noviembre de 2014.