Se dice que san Jorge Kosibita nació en Chipre. Su hermano mayor, Heráclides, había dejado la isla para ir entrar en la vida monástica en Palestina. Después de la muerte de sus padres, también Jorge quiso abrazar la vida ascética y fue en busca de su hermano a la laura de Calamón, en las riberas del Jordán. Pero era aun muy joven para la vida eremítica, y su hermano lo llevó a la laura de Kosiba, a la izquierda de la via que conduce de Jerusalén a Jericó, para iniciarlo primero en la vida conventual. Aquí entró bajo la dirección de un viejo monje de la Mesopotamia que era muy severo. Un día lo golpeó con la mano sin motivo, pero la mano se secó, y sólo pudo curarse merced a las oraciones de san Jorge. El prodigio le granjeó tal popularidad, que decidió cambiar de lugar, y así volvió junto con Heráclides, hasta que este murió, hacia los 70 años de edad.
Jorge permaneció en Calamón hasta la muerte del abad, pero puesto que había disputas entre los eremitas, se volvió al monasterio de Kosiba, donde fue recibido con alegría por el abad Leoncio. Habiendo comenzado los persas la conquista de Jerusalén, todos los monjes abandonaron el monasterio (año 614); también Jorge se refugió cerca de Calamón, pero fue descubierto por los persas, quienes sin embargo, a causa de su avanzada edad, lo dejaron en paz. Jorge pudo cumplir su última peregrinación a Jerusalén, y de regreso a Kosiba, murió.
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Esta historia fue traducida para ETF de la narración de Paola Cristofari en santi e Beati. Lamentablemente la autora no menciona ninguna fuente, ni hemos podido establecer a qué aspecto conocido de la vida del santo se refiere el elogio cuando indica como peculiaridad que "pasaba toda la semana recluido en su celda, pero el domingo oraba con los hermanos y departía con ellos sobre temas espirituales". Acta Sanctorum lo inscribe en este mismo día (enero, I, pág. 483) junto con otros dos santos, pero apenas lo menciona, si desarrollar ningún aspecto de su historia.