Nació en Zapopan, Jal. (Arquidiócesis de Guadalajara), el 19 de septiembre de 1886, Vicario de Tamazulita, de la parroquia de Tecolotlán, Jal, (Diócesis de Autlán). Su párroco elogiaba su obediencia. Los fieles admiraban su rectitud, su fervor, la elocuencia de su predicación, y aceptaban gustosos la energía del Padre Jenaro cuando les exigía la buena preparación para recibir los sacramentos. Los soldados y algunos agraristas le tomaron preso junto con unos feligreses amigos cuando iban al campo. A todos les dejaron libres menos al Padre Jenaro quien fue conducido a una loma cercana a Tecolotlán y en un árbol prepararon la horca. El Padre Jenaro colocado en el centro de la tropa, con heroica serenidad les habló: «Bueno, paisanos, me van a colgar; yo les perdono, que mi Padre Dios también les perdone y siempre viva Cristo Rey». Los verdugos tiraron la soga con tal fuerza que la cabeza del mártir pegó fuertemente en una rama del árbol. Poco después murió en aquella noche del 17 de enero de 1927. La saña de los soldados continuó y en la madrugada regresaron, bajaron el cadáver, le dieron un tiro en el hombro y una puñalada que casi atravesó el cuerpo inerte del testigo de Cristo.