Este santo mártir vietnamita nació en Son-Mieng el año 1803. Era persona culta, estaba casado, y se ofreció para catequista, siéndole encargada la catequesis de la comunidad cristiana de Ké-Vinh. Su martirio se produjo al aceptar el encargo del vicario apostólico, mons. Pedro Andrés Retord, de llevar una carta a la comunidad cristiana de Ké-Vac, que tenía problemas por el odio que le profesaba la parte pagana de la población. No hizo más que llegar cuando el jefe del grupo pagano lo arrestó, lo tuvo dos días preso y lo llevó luego al mandarín de Thanh-Dai. Éste le mostró varios objetos religiosos cristianos y le dijo que los reconociese como suyos, pero como no lo eran se negó a hacerlo. Entonces lo desnudaron, le pusieron una canga y, tendido en el suelo, le dieron una fuerte paliza con cañas de bambú. Recibida la paliza, el mandarín lo invitó a que pisoteara los objetos religiosos como señal de apostasía del cristianismo y lo dejaría en libertad, pero el mártir se negó. Fue enviado entonces a Hanoi, donde se le insistió a la apostasía. Su propia mujer fue a pedirle que apostatara para salvarse. Pero él perseveró firme en la confesión de fe. Se le condenó a muerte y se sometió al rey la confirmación de la sentencia. Mientras tanto fue dejado en la cárcel, donde padeció muchísimo, aunque lo sobrellevó con paciencia. Llegada la confirmación, el mandarín le propuso que pisoteara una cruz en forma de aspa y sin crucifijo como modo de salvarse, pero él dijo que su gesto sería tomado y presentado como apostasía y que no podía hacerlo. El mandarín admiró y elogió la fidelidad del mártir. Estaba ya en el cepo con el lazo al cuello cuando habló para pedir a los fieles presentes que lo encomendasen al Señor y que fueran firmes en la fe. Una vez más se le invitó a salvarse pisando la cruz, pero él se hegó, por lo que fue estrangulado y decapitado. Su martirio tuvo lugar el 20 de noviembre de 1837. Fue canonizado el 19 de junio de 1988 por el papa Juan Pablo II.