Una anotación no anterior al siglo X en el Martirologio Jeronimiano, el día 30 de agosto reporta: «In pago Meldensi natalis sancti Fiacrii, episcopi et confessoris» («en Meaux, nacimiento -en el cielo- de san Fiacro, obispo y confesor»). Es la única fuente que afirma el carácter episcopal de este asceta del siglo VII de origen irlandés. Por otra parte, los antiguos martirologios irlandeses ignoran completamente a Fiacro; el Martirologio de Gorman, en torno al 1170, es el primero en recordarlo.
No es extraño que se ignore casi todo sobre su vida. La vida de Farón, obispo de Meaux, muerto en 670, cuenta que éste dio a un santo hombre de nombre Fefrus (que sería nuestro santo) una propiedad situada a tres millas de Meux, en Breuil, para que crease un monasterio, el cual, desarrollándose, llegó a ser el centro de una ciudad que tomó el nombre de S. Fiacre-en-Brie. Las reliquias de Fiacrio, que habían permanecido en la capilla del monasterio, fueron trasladadas en 1568 a la catedral de Meaux, donde se conservan hasta hoy.
El culto del santo, al principio limitado a S. Fiacre-en-Brie -frecuentada luego por peregrinos-, se extendió por Francia (Bourges, Paris, Bretagna, Le Puy-en-Velay), así como en Bélgica, Luxemburgo y la Renania. Era invocado por los peregrinos para la curación de hemorroides, llamadas «fic saint Fiacre» (seguramente por un simple juego de palabras). Como en la Vida de San Farone se decía que el obispo había prometido donar al santo para la fundación de su monasterio tanto terreno cuanto pudiera circunscribir con un foso en una jornada de trabajo, Fiacro era venerado como patrono de los hortelanos.
Traducido para ETF de un artículo de Joseph-Marie Sauget en Enciclopedia dei Santi, que recogemos de Santi e beati.