Es probable que Exuperio haya nacido en Arreau, localidad de los Altos Pirineos, donde hay una capilla erigida en su honor, que es centro de peregrinaciones. Exuperio llegó a ocupar la sede episcopal de Toulouse, alrededor del año 405, cuando murió el obispo san Silvio. Durante su gobierno, terminó la construcción de la gran iglesia de San Saturnino (Sernin) que había iniciado su predecesor. La generosidad parece haber sido su virtud característica. Con frecuencia, enviaba presentes a los monjes de Egipto y Palestina, con lo cual se conquistó el agradecimiento de san Jerónimo, quien le dedicó su comentario sobre Zacarías, y con referencia a la famosa caridad de Exuperio escribió estas palabras: «Para aliviar el hambre de los pobres, la sufre él mismo. La palidez de su rostro muestra el rigor de sus ayunos, pero aún se duele por el hambre de los demás. Todo lo que tiene, lo da a los pobres de Cristo; pero muy rico es el que lleva el Cuerpo del Señor en un cesto de mimbre y Su Sangre en un frasco de vidrio. Su caridad no conoce límites; busca sus objetivos en las partes más remotas y aún los solitarios de Egipto llegaron a sentir sus benéficos efectos.» Por cierto, que lo mismo en su sede que fuera de ella, había un amplio campo para que se ejerciera la caridad de Exuperio, puesto que, por aquel entonces, las Galias sufrían la desolación de las invasiones de los vándalos.
San Exuperio escribió al papa Inocencio I para pedirle instrucciones sobre diversos asuntos de la disciplina y para solicitarle algunas aclaraciones sobre los cánones referentes a las Sagradas Escrituras. Como respuesta, el Pontífice le envió una lista de los auténticos libros de la Biblia, tal como por aquel entonces se tomaban en Roma y, como se ha podido comprobar, aquella lista era exactamente igual a la actual, incluso los libros deuterocanónicos. Se desconocen el lugar y la fecha de la muerte del obispo Exuperio y se tiene entendido que, antes de morir, estuvo en el exilio. San Paulino de Nola se refiere a él como a uno de los más ilustres obispos de la Iglesia en las Galias y, hacia mediados del siglo sexto, se la tributaban los mismos honores que a san Saturnino en la iglesia de Toulouse.
Parece un tanto singular que san Exuperio, cuya fama llegó a Roma y a Palestina, no ocupe lugar alguno en el Hieronymianum. Lo que se ha registrado en relación con él, fue tomado del Acta Sanctorum, sept. vol. VII; en Dictionnaire de Théologie Catholique,, vol. V, cc. 2022-2037, hay extensas notas sobre él. Véase también a Duchesne, en Fastes Épiscopaux, vol. I, p. 307.