«San Exuperancio o Superancio sucedió a san Urso en la sede de Ravena y trabajó incansablemente por el bienestar material y espiritual de su grey. El santo vivió en la época del emperador Honorio. Cuando el ejército de Estilicón invadió Ravena, san Exuperancio logró evitar que los soldados profanasen y saqueasen la catedral. El santo obispo construyó la población de Argenta, llamada así porque estaba obligada a pagar a Ravena determinada cantidad en plata («argentum», en latín). San Exuperancio murió en el 418, al cabo de veinte años de gobernar pacíficamente su diócesis, y fue sepultado en la iglesia de Santa Inés. Sus reliquias se hallan actualmente en la catedral de Ravena.»
Esto es lo que trae el Butler-Guinea, y puesto que ninguna otra de las fuentes que utilizo habitualmente trae ni una sola referencia al personaje, he preferido transcribir esta noticia, aunque es evidente que lo que dice ya no compagina con la cronología que maneja el Martirologio Romano actual:
-En la actualidad se pone como fecha de muerte de san Urso aproximadamente el 425, por tanto sería su episcopado el contemporáneo de la invasión de Estilicón (muerto en 408), y no el de Exuperancio.
-Si fue contemporáneo de la invasión de Odoacro, tuvo que haber muerto hacia el 476, como marca la segunda de las fechas posibles del MR, pero eso haría difícil que fuera sucesor de san Urso (n pontificado de 50 años no es imposible pero sí muy excepcional, sobre todo si de ese hecho no quedan huellas).
-Evidentemente, por eso el MR pone como alternativa la fecha de 430, que sí compagina aproximadamente con el dato de «san Urso + unos 20 años», pero no con el de Odoacro.
No parece que se pueda resolver de momento el problema. En todo caso, para quien le interese continuar la investigación, Butler trae la referencia a la única fuente, que él mismo señala como poco fidedigna: «Liber pontificalis seu vitae pontificum Ravennatum», de Andreas Agnellus, en PL, vol 106, ce 525-528; o, en otra recensión mejor: Holder-Egger, en MGH., Scriptores Rerum Longobardicarum, pp. 265 ss.