Sucedió en el episcopado a Nicolás, hacia el fin del siglo VIII, y brilló no sólo por doctrina, sino por benignidad y misericordia. En el 815 participó del sínodo convocado por el emperador iconoclasta León el Armenio (813-20) a propósito del culto de las imágenes, durante el cual manifestó su fe, declarando con energía al emperador incompetente para juzgar en esas materias: «Si la cuestión es eclesiástica, se tratará en la iglesia, segun la costumbre, y no en el palacio imperial». Por esta firmeza fue enviado al exilio, donde murió en un año imprecisado. Se lo recuerda en los menologios, hemerologios y sinaxarios griegos el 8 de agosto o el 8 de enero, como mártir o como confesor.
Traducido para ETF de un breve artículo de Agostino Amore en Enciclopedia dei santi, que tomamos de Santi e beati.