Según se dice, David era un monje inglés que deseaba ardientemente dar su vida por Cristo. Cuando se enteró de la muerte de los tres sobrinos de san Sigfrido a manos de los paganos, se ofreció para ir a la misión inglesa de Suecia, que trataba de reconstruir la obra arruinada de san Anscario. En Suecia se puso a las órdenes de san Sigfrido, obispo de Växjö, quien le envió a Västmanland. Ahí trabajó por la conversión del pueblo y por secundar la obra de los monjes de un monasterio fundado anteriormente. El sitio tomó más tarde el nombre del monasterio: Munktorp. David se entregó en cuerpo y alma a su misión con gran éxito. Dios le concedió el don de milagros y el don de lágrimas, todavía más valioso que el primero; en cambio, le negó la gracia del martirio que tanto había deseado. San David vivió hasta edad muy avanzada y murió apaciblemente. Los milagros obrados en su tumba confirmaron su fama de santidad. La tradición popular afirma que fue el primer obispo de Västeras. Es uno de tantos santos a quien se atribuye el milagro de haber colgado sus vestidos en un rayo de sol; en el caso particular de san David, se cuenta que colgó sus guantes. La ciudad de Davii, donde vivió algún tiempo, tomó su nombre de él.
Existe una corta biografía, publicada en Scriptores rerum suecicarum, vol. II, pte. 1, pp. 408-411. Véase también C.J.A. Oppermann, English Missionaries in Sweden (1937), pp. 112-117. Puede ser interesante una visita visual a la pintoresca iglesia de Överselö de donde tomamos la imagen del santo.