Cipriano es autor de una carta a Máximo, obispo de Ginebra; la carta se puede fechar entre el 524 y el 533 y es una autodefensa contra la acusación de teopasquismo [es decir, de que la propia divinidad de Dios padeció en la cruz]. Cipriano dice haber sido acusado de haber sostenido «Deum hominem passum» y se defiende con la ayuda de citas tomadas de los Evangelios y de otros escritos neotestamentarios. En ella se contiene también un puntual análisis del Símbolo de la Fe y el más antiguo testimonio conocido sobre la difusión del Te Deum.
Junto a otros (los dos obispos Firmino de Uzés y Vivencio, el presbítero Messiano y el diácono Esteban) escribió su obra más significativa, la «Vita sancti Caesarii episcopi Arelatensis», unánimemente reconocida como una de las obras de mayor relieve de la hagiografía gala y modelo para posteriores escritos hagiográficos. La biografía en dos libros es emprendida en torno al 542-543, poco después de la muerte del gran obispo de Arles, a petición de Cesárea, segunda abadesa del monasterio femenino de San Juan fundado por él (no se ha de confundir con la hermana de Cesáreo, Cesárea, muerta antes que el hermano; cf. Vita Caesarii 1, 58). Cipriano parece ser el autor de casi todo el libro I.
Vida y relación de escritos extractados de la Patrología de Quasten-Di Berardino, tomo III, BAC, 1981, págs. 371ss. Allí mismo hay abundante bibliografía, y una discusión más amplia sobre las autorías de la Vita Cesarii.