Baldomero, nativo de Lyon en Forez, en la Galia, vivió algunos años en Lyon como cerrajero. Era conocido por todos, despertando la admiración general por su piedad y caridad hacia los pobres. Dejándolo todo, entró en el monasterio de San Justo, donde el abad Vivenzo le hizo conferir el subdiaconado por Gaudrico, obispo de Lyon. Por humildad Baldomero nunca quiso ser ordenado sacerdote; recorrió la vida monástica como un verdadero hombre de Dios, y murió un 24 de febrero de alrededor del 630.
Su nombre aparece en todos los martirologios después del siglo VII, sus reliquias se conservaban con veneración en el monasterio de San Justo en Lyon, hasta que fueron dispersadas por los hugonotes en el siglo XVI. Sólo en la iglesia de San Galmier (Loire) se conservan los huesos de su brazo. En los documentos y fuentes hagiográficas francesas su nombre también aparece en las variantes de Galmier, Garmier, Germier y Gaumier. El Martirologio Romano lo inscribe el 27 de febrero.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.