Las informaciones que tenemos sobre este santo son muy poco dignas de confianza, puesto que sólo podemos obtenerlas de documentos posteriores al siglo XVI, cuando empezó a crecer una fuerte devoción popular hacia san Agrícola. Se le ha reconocido oficialmente como el patrón de la ciudad de Aviñón, pero sólo a partir de 1647. Esta tradición tardía dice que Agrícola nació alrededor del año 630 y que fue hijo de san Magno, un senador galoromano de la gens albina que después de la muerte de su esposa se hizo monje en Lérins y llegó a ser obispo de Aviñón. El propio Agrícola ingresó a Lérins desde la edad de catorce años e hizo ahí grandes progresos en la ciencia y la virtud, de manera que avanzó con rapidez por el camino del sacerdocio.
Al cabo de dieciséis años como monje en Lérins, su padre le llamó a la ciudad episcopal de Aviñón para nombrarle archidiácono. En aquel puesto se distinguió por sus prédicas, por su habilidad para la administración y por sus solícitos cuidados hacia los pobres, los oprimidos y los enfermos. En el año 660, san Magno consagró obispo a su hijo Agrícola y le nombró su coadjutor. Diez años más tarde, murió Magno, y san Agrícola le sucedió en la sede y en el éxito con que la administró. En la diócesis de Aviñón se le invoca tanto para atraer las lluvias como el buen tiempo.
Ver el Acta Sanctorum, septiembre, vol. I y, muy particularmente a Duprat, en Les Origines de l'Eglise d'Avignon (1900), pp. 73 y ss. N.ETF: el «san Magno» mencionado aquí no es ninguno de los santos con ese nombre inscriptos en el Martirologio actual.