A pesar de la gran popularidad local de la que goza la leyenda de Asisclo y Victoria, hermanos que, en Córdoba de España, confesaron como mártires a Cristo, el Martirologio Romano actual ha preferido ceñirse a lo que es históricamente seguro: la existencia de Asisclo, no la de Victoria. Efectivamente, de Asisclo hay varios testimonios y muy antiguos: una inscripción del siglo VI que hace referencia a sus reliquias, una mención en los poemas de Prudencio (fin siglo IV), una inscripción en el Martirologium Hieronymianum; así qeu puede asegurarse la antigüedad de su culto. Mientras que el de Victoria parece ser legendario, y sólo aparece en el testimonio, más bien tardío, de san Eulogio de Córdoba (siglo IX).
En cuanto a los hechos que se refieren al martirio, lamentablemente no tenemos ningún relato fiable; Eulogio -con el límite de su carácter tardío, meniconado recién- afirma que eran hermanos y que habían nacido en Córdoba. Cuando se les acusó de ser cristianos, fueron encarcelados, golpeados y torturados para obligarlos a apostatar. Finalmente, se les ejecutó en el circo. Acisclo fue decapitado y Victoria murió atravesada por las flechas. Una dama llamada Minciana sepultó los cuerpos en su casa de campo, sobre la que más tarde se construyó una iglesia. esta iglesia dedicada a san Asisclo es al que aparece tantas veces mencionada en la obra de Eulogio, ya que allí se trasladaban las reliquias de los mártires en la muy posterior persecución sarracena de mediados del siglo IX. Imposible saber en qué época ocurrió el martirio, ya que las referencias van del siglo II al IV.
véase Comentario sobre el Martirologium Hieronymianum, pp. 606-607 del 18 de nov. J. Vives, Inscripciones cristianas de la España romana y visigoda (1942), n. 316. En Florez, España Sagrada, vol. x, pp. 485-491 se encuentra la «passio legendaria». este artículo aprovecha íntegramente el material y bibliografía del Butler para esta entrada, reelaborado.