Estos cuatro mártires irlandeses fueron sacrificados por su fe católica en julio de 1581 en su pueblo de Wexford, siendo escenario de su martirio el que lo había sido de su vida sinceramente cristiana.
Mateo Lambert era panadero, dueño en realidad de una modesta panadería, con la que se ganaba la vida. Los otros tres eran pescadores. Los cuatro fueron arrestados bajo la acusación de haber ayudado al vizconde Baltinglass y a su capellán jesuita el P. Robert Rochford en lo que fue un intento desafortunado de dejar el país por el puerto de Wexford cuando Baltinglass cayó en la cuenta de que no podía mantener su revuelta contra la Reina. El intento de ayuda fue desafortunado.
Los cuatro fueron a parar a la cárcel, probablemente al calabozo del castillo de Wexford. Parece que su juicio y el de otros acusados comenzó el 10 de junio de 1581 y estaba concluido ya a primeros de julio. Había interés por parte del diputado regio en dar algún castigo ejemplar. Mientras personas de mayor posición social tenían otra suerte, las víctimas vinieron a ser los más humildes. Mateo Lamben fue interrogado y, según parece, torturado también. Se le preguntó por su lealtad al Papa y a la Reina. Él dijo que era católico, que creía en lo que la Iglesia cree, y que él no entraba en controversias religiosas. Esto lo dijo y lo repitió ante el tribunal. Pero desde la deposición de Isabel I por el papa Pío V en 1570 la lealtad al Papa era considerada deslealtad a la Reina, y en consecuencia él fue condenado a muerte como traidor. Los otros tres fueron igualmente torturados y, pese a la presión de sus familias, perseveraron en decir que eran católicos tanto en los interrogatorios como delante del tribunal. Y de ahí vino su condena a muerte como traidores.
Los cuatro fueron ahorcados, destripados y descuartizados en Wexford en el mes de julio, pero no se sabe con certeza la fecha, pareciendo la más probable la del 5 de julio, en que los conmemora el Martirologio romano. Fueron beatificados el 27 de septiembre de 1992.
Decreto en Acta Apostolica Sedis 84 (1992), pág 391ss.: «...Viri simplices, res politicas non sapiebant, sed se esse catholicos sciebant et professi sunt» (hombres simples, que no sabían de cuestiones políticas, pero sabían que eran católicos y lo profesaron).