El B. Manuel Medina Olmos nació en Lanteira (Granada), el 9 de agosto de 1869, en el seno de una humilde familia, hijo de Juan y de Pilar. Fue bautizado el 11 de agosto en la parroquia de Nuestra Señora de la Anunciación, y confirmado el 23 de octubre de 1870. Quedó pronto huérfano de madre, y fue educado por un tío sacerdote. En Guadix (Granada) cursó estudios en el seminario de San Torcuato, coincidiendo con una etapa de expansión de este centro. Progresó tanto en sus estudios que a los 17 años terminó la Teología. Logró doctorarse en Teología, en Derecho, y en Filosofía y Letras. En 1891 fue ordenado sacerdote con sólo 22 años, y nombrado Prefecto de Estudios y profesor del Seminario del que poco antes había sido alumno. Se le encomendó también la parroquia del Sagrario de Guadix. De allí pasó a la Abadía del Sacromonte de Granada como canónigo, y colaboró intensamente en las Escuelas del Ave María con don Andrés Manjón, hasta el punto que éste, en su testamento, lo designó como sucesor. Durante 23 años fue Rector de la Abadía del Sacromonte (Granada), donde estaba establecida una Universidad, compaginando su cargo con el apostolado. Estaba conceptuado como el más calificado catequista español de la época.
En diciembre de 1925 fue nombrado Auxiliar del Arzobispo de Granada, Cardenal Casanova, y consagrado obispo el 23 de mayo de 1926. El 12 de octubre de 1928 fue designado Obispo de Guadix y tomó posesión el 30 de noviembre, transcurriendo la última etapa de su vida en aquella ciudad de su juventud y de sus años de estudio. Las visitas pastorales, la preocupación por la precaria situación económica de la zona y la atención al seminario fueron sus actividades más constantes. Cuando la diócesis de Almería quedó vacante, fue nombrado Administrador Apostólico, hasta el 16 de julio de 1935, en que se hizo cargo de la diócesis su entrañable amigo don Diego Ventaja Milán. Quienes le conocieron dicen que «se levantaba muy pronto. Hacía las oraciones de la mañana, la meditación, preparación de la misa, la acción de gracias, y en seguida se ponía a trabajar. Después recibía visitas y todas las tardes salía de paseo a pie, pues no tenía coche, y le acompañaba un seminarista ordenado; cada tarde uno distinto. Donde más solía ir era al Seminario, porque era su obsesión. Al regreso continuaba sus trabajos y los rezos del Breviario. Después de la cena, las últimas oraciones con examen espiritual... En sus comidas era sumamente frugal porque, decía, que como era sumamente pobre, no podía quitar nada a los pobres, a los que socorría con largueza»; «moralmente era hombre bondadoso, de gran valía intelectual; de valor como hombre de gobierno... En sus pláticas se distinguía por su acendrada piedad y por el acierto de sus temas»; «sencillo y afable en extremo; piadoso y de una capacidad de trabajo extraordinaria. Era un hombre de condición paternal y bondadosa para toda clase de personas; especialmente para los alumnos; y muy caritativo».
Fue martirizado en la noche entre el 29 y el 30 de agosto de 1936 en el «Barranco del Chisme», término de Vícar (Almería), junto al obispo de Almería don Diego Ventaja. Tenía 67 años de edad. Sus restos fueron quemados. Lo que pudo conservarse de ellos, actualmente se encuentra en la Capilla de los Mártires de la catedral de Almería y, una parte, en la capilla de San Torcuato de la Catedral de Guadix.
El B. Diego Ventaja Milán nació en Ohanes (Almería), el 22 de junio de 1880, hijo de Juan y de Palmira. Fue bautizado el día 24 de junio en la parroquia de la Inmaculada Concepción, y recibió los nombres de Diego José Paulino. Su hogar era pobre, pero profundamente cristiano. Su padre se tuvo que trasladar a Granada, al servicio del cura del barrio del Sacromonte, y le llevó consigo. En el Sacromonte hizo Diego sus estudios, incluso los superiores, preparándose para el sacerdocio. Fue enviado después con una beca al Colegio San José, de Roma, para estudiar en la Universidad Gregoriana Filosofía, Teología y Derecho. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1902 en la capilla del Colegio Español de Roma. De regreso a Granada, en un principio residió en la Abadía del Sacromonte y realizó sus primeros encargos eclesiásticos ocupando el puesto de capellán de coro. Fue después canónigo por oposición y profesor del Colegio. Colaboró intensamente con don Andrés Manjón, fundador de las Escuelas del Ave María, y fue nombrado Vice-Rector de la Institución, donde sobresalió por su ejemplar comportamiento, por su modestia y por su piedad. Dicen sus contemporáneos que «dio muestras de gran espíritu de humildad y de ser agradecido, permaneciendo más de doce años de capellán en el Sacromonte, cuando diferentes prelados amigos suyos, entre ellos el Patriarca Obispo de Madrid, le brindaban en sus Diócesis los primeros puestos, no aceptando aquellos ofrecimientos porque, decía, todo lo que él era lo debía al Sacromonte, y a él debía dedicar su servicio y actividad. Fue sacerdote ejemplar en el cumplimiento de todos los cargos que ejerció en el Sacromonte [...]. Se caracterizaba por su sencillez, unida a una austeridad ascética y a una bondad atrayente». En el Seminario desarrolló distintas funciones, desde educativas a las de organización. Era Presidente del Capítulo de la Abadía del Sacromonte, Profesor de Teología Moral y confesor de numerosas comunidades religiosas cuando el 4 de mayo de 1935 Pío XI le nombró obispo de Almería. Su consagración se verificó en la catedral de Granada el 29 de junio de 1935 y tomó posesión de la diócesis el 16 de julio de 1935. Su vida duraría un año más, tiempo que ocupó en mostrar, enseñar y fortalecer a través de sus misas a los fieles y feligreses almerienses la doctrina cristiana.
El 18 de julio el Obispo de Almería estaba en Granada; a su vuelta la sede del Obispado estaba ocupada y él se vio obligado a alojarse en casa del vicario. Desde ese momento, 22 de julio de 1936, hasta la noche del 29, los acontecimientos fueron penosos. Invitado por los británicos a dejar la capital almeriense, rehusó salir de ella, manteniéndose al frente de la Iglesia en la provincia. En la madrugada del día 30 de agosto fue asesinado junto con el obispo de Guadix y algunos religiosos, cuando contaba 56 años de edad. Sus restos fueron quemados. Lo que pudo conservarse de ellos, se encuentra actualmente en la Capilla de los Mártires de la catedral de Almería.
Los dos obispos fueron beatificados en Roma el 10 de octubre de 1993.
Tomado de Clerus.org, que cita como fuente «González Rodríguez, Mª E., Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España. Quiénes son y de dónde vienen. Editorial EDICE, Madrid 2008, p.180-182».