El Padre Luis Tezza nace en Conegliano (Treviso) el 1 de Noviembre de 1841, siendo sus padres el médico Augusto y Catalina Nedwiedt. Hijo único, huérfano de padre a la edad de nueve años, va a vivir, junto con su madre, a Padua, donde continúa sus estudios. A la edad de 15 años entra en la Orden de los religiosos «Camilos» (Ministros de los Enfermos de San Camilo de Lellis). La madre, después de haberlo confiado al noviciado de los camilos de Verona, convencida de la perseverancia del hijo, entra en el monasterio de la Visitación de Padua, dejando fama de mujer y religiosa excepcional.
Ordenado sacerdote, se le confía la dirección de los religiosos jóvenes. Después de cuatro años se le presenta la posibilidad de ir a las misiones africanas, que le atraían intensamente desde hacía tiempo, pero renuncia a ello por obediencia. En vez de ello es trasladado a Roma como vicemaestro de novicios. En 1871 el Padre Luis es enviado a Francia como maestro de novicios de la nueva provincia religiosa, de la cual llegará a ser el primer superior provincial. Con su celo y su empeño logra establecer la vida común dentro la comunidad y, hacia fuera, el específico ministerio camiliano: la asistencia corporal y espiritual de los enfermos. Después de la supresión de las órdenes religiosas, en 1880, es expulsado de Francia como extranjero, pero retorna clandestinamente después de algunos meses, logrando reunir a los religiosos entonces dispersos. De esa manera, la joven provincia pudo no sólo resistir la represión sino también poner las bases para su ulterior desarrollo.
Elegido procurador y vicario general, retorna a Roma, donde, en 1891, tiene un encuentro providencial: conoce a la beata Josefina Vannini. Propone a esta joven un proyecto que lleva en su corazón desde hace algún tiempo: constituir un grupo de mujeres consagrado a Dios en el servicio a los enfermos según el espíritu y el carisma de san Camilo de Lellis. Nace así el 2 de febrero de 1892 la Congregación de las Hijas de San Camilo que, dentro del carisma camiliano, pone en evidencia características típicamente femeninas como la ternura, la acogida, la capacidad de escucha y la intuición. Cualidades de sensibilidad y de corazón que san Camilo quería para sus religiosos en la asistencia a los enfermos. Aprobado en 1931 por la Santa Sede, el Instituto ha tenido una rápida y constante expansión.
Parecía ahora que la actividad del padre Luis hubiese llegado a su fin*. Sin embargo, le esperaban otros trabajos. A la edad de 59 años es enviado a Perú como visitador para reformar la comunidad camiliana de Lima, que había estado separada durante más de un siglo de la casa central de Roma y corría peligro de ser cerrada. Debía ser una breve estancia, pero su presencia en esta cuidad fue tenida como indispensable por el Arzobispo y por el Delegado Apostólico, Monseñor Pedro Gasparri, que lo definía como un «hombre inspirado por Dios y providencial para Lima». Él acepta la voluntad de Dios y se entrega confiadamente a la Providencia. Así estará 23 años en Lima, hasta su muerte.
Durante estos años derrama en su entorno tesoros de caridad y de amor de Dios, a través de un intenso apostolado. Además de trabajar por el restablecimiento de la disciplina regular en su comunidad, se dedica a la asistencia de los enfermos particularmente pobres, tanto en las casas privadas y en los hospitales como en las cárceles. Es confesor y director espiritual del seminario de la arquidiócesis y de diversas congregaciones religiosas; es buscado como consejero por la Nunciatura apostólica y la diócesis. Ayuda con éxito a otra fundadora, la sierva de Dios Teresa Candamo, que tenía dificultades con su Institución recién fundada. Tanto su trabajo discreto, inteligente y lleno de amor, como su carácter firme y dulce, contribuyeron a darlo a conocer como «el santo de Lima». Aquí fue donde murió el padre Luis Tezza el 26 de septiembre de 1923. Una persona anónima escribió en el cemento de la parte posterior de su piedra sepulcral las «el apóstol de Lima». Sus restos mortales reposan en la casa general de las Hijas de San Camilo de Vía Anagnina e Grottaferrata (Roma) al lado de la cofundadora, la beata Josefina Vannini. Fue beatificado por SS Juan Pablo II el 4 de noviembre de 2001.
*Lamentablemente este escrito silencia el motivo por el que el P. Tezza fue enviado a Lima: bajo una grave acusación de relaciones no aceptables con als Hermanas de San Camilo, y en especial con su fundadora, la beata Vannini, sin envestigación por parte del Cardenal protector de la Congregación, que admitió los rumores como ciertos, y con una ejemplar aceptación del P. Tezza de las medidas que, injustamente, se tomaron contra él. Ver este escrito acerca de la beata (en italiano). Nota de ETF.