El Padre Juan Schiavo, nació en Sant’Urbano, un pequeño pueblo en las colinas de Montecchio Maggiore (Vicenza) el 8 de julio de 1903.
Fue educado según los principios de la vida cristiana y su familia y la Iglesia fueron los protagonistas de su formación. Todas sus prédicas fueron fuertes y profundas. Pidió para ser misionero y fue enviado a Brasil, llegando el día 5 de setiembre de 1931 a Rio Grande do Sul a Jaguarao.
Durante 1935 y 1936 el Padre Juan Schiavo fue director de la escuela y párroco en Galópolis.
Luego, en 1940 fue iniciador de la Escuela Normal Rural Murialdo y en 1941 funda el Seminario Josefino de Fazenda Souza, municipio de Caxias do Sul y es el primer director de esa obra que marcaría sucesivas generaciones de vocacionados hasta nuestros días.
Sus pensamientos cuando quería dar inicio a alguna obra importante eran: DONACIÓN, SACRIFICIO Y ORACIÓN.
Es maestro espiritual de evangelizados y evangelizadores, predicador, profesor, maestro de novicios, fundador y director del Seminario provincial hasta llegar a la plenitud del carisma del Fundador, transformándose en un Josefino ejemplar, verdadero imitador de San Leonardo Murialdo.
Fundó, también, el Abrigo de Menores que es el actual Centro Técnico Social. Esta obra fue pensada teniendo en mente los “Artigianelli”, o sea, Los Artesanitos, casa madre de Turín. Proyectó una labor semejante con internado, escuela y diversas habilitaciones profesionales, siguiendo el lineamiento primero de la Congregación.
Continuó realizando fundaciones semejantes y sirviendo a todos por igual.
Ha dejado recuerdos imborrables y ha sido un ejemplo de vida. En la actualidad y desde el día de su muerte -ocurrida el 27 de enero de 1967, en Caxias do Sul- comenzó la peregrinación hacia su tumba, y según los amigos y devotos que a él acuden, muchas gracias han sido alcanzadas por intercesión de aquel que pasó por la vida sirviendo y amando a todos sin distinción.
A la vista de su reputación de santidad sin cambios, los Josefinos de Murialdo introdujeron la causa de beatificación, misma que concluyó el pasado 1 de diciembre de 2016 cuando el Santo Padre Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos la promulgación del decreto reconociendo un milagro atribuido a la intercesión del Venerable Siervo de Dios Giovanni (Juan) Schiavo luego de que los consultores emitieran una opinión positiva.
El milagro hace referencia a la curación inexplicable de Juvelino Carra, que en octubre de 1997 llegó al hospital Saúde de Caxias do Sul sufriendo un dolor intestinal agudo, se le diagnosticó una peritonitis severa, dictamen que fue confirmado mediante pruebas de laboratorio y se programó una cirugía de emergencia. Después de abrir el abdomen, el cirujano descubre una trombosis aguda en la arteria mesentérica superior en toda el área del intestino delgado, al ver aquello los médicos desistieron de la intervención y lo llevaron a terapia intensiva para esperar su inminente muerte.
La esposa tomó una estampita con la imagen y oración del padre Juan Schiavo y comenzó a rezar y a pedir su sanación. Una semana después, el hombre fue dado de alta sin problemas ni secuelas.
Después de 12 años de ocurrida esta curación, durante el proceso investigativo sobre el presunto milagro, las evaluaciones del personal médico del Vaticano confirmaron el normal estado de la salud de Juvelino.