El beato Francisco Arias Martín nació en Granada el 26 de abril de 1884. Se educó en las Escuelas del Ave María. Con 19 años ingresó en el seminario conciliar e hizo los estudios eclesiásticos, ordenándose sacerdote en 1909. Ejerció varias capellanías de religiosas en Granada y fue luego coadjutor de Algarinejo y de una parroquia en Loja. Era un sacerdote piadoso y celoso, muy caritativo con los pobres y enfermos. Estaba de coadjutor en la parroquia de San José de Granada en la filial de San Nicolás, de la que era rector. En 1932 quemaron la iglesia y el fuego se extendió a su casa, estando en grave peligro de morir quemado. Entonces se refugió con los Hermanos de San Juan de Dios, y allí sintió la vocación religiosa.
Al morir su anciana madre pidió el ingreso en la Orden Hospitalaria, entrando como postulante en Ciempozuelos el 5 de octubre de 1935, e ingresando en el noviciado el 7 de diciembre siguiente. Estaba haciendo su noviciado cuando acaecieron los sucesos de julio de 1936. La comunidad del sanatorio psiquiátrico San José de Ciempozuelos en la que estaba fue apresada el 7 de agosto siguiente, y él se quedó escondido en la alcantarilla de la huerta, donde fue encontrado el día 9 en muy mal estado. Atendido y aseado de momento, días después fue llevado a la cárcel del pueblo, de donde fue sacado la noche del 18 de agosto. Su cadáver apareció al día siguiente en la carretera de Torrejón de Velasco, en el término de Valdemoro. Fue beatificado el 25 de octubre de 1992 por el papa Juan Pablo II en el grupo de 71 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.