En el convento Manresa, en Cataluña, luego del 18 de julio de 1936, la persecución contra los sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos, tuvo su inicio cruento. Cuatro días después, el 22 de julio de 1936 y pocos días antes del asesinato del beato, el convento donde vivía fue ocupado, devastado e incendiado por los milicianos marxistas y anarquistas. Obligado a refugiarse en las casas de los parientes y amigos, fue secuestrado, torturado y asesinado sin ningún proceso.
El beato Domènec de Sant Pere de Ruidebitllets (en el siglo: Joan Romeu Canadell) nació el 11 de diciembre de 1882 de una familia de campesinos. Recibió el bautismo el 17 de diciembre de 1882 y fue confirmado el 23 de julio del mismo año. Hizo sus primeros estudios en la escuela del pueblo, pero el párroco, viendo en él el germen de la vocación, lo preparó para entrar en el Seminario de Barcelona. Entró en 1897, llevó a cabo los estudios de filosofía y teología y fue ordenado sacerdote el 25 de mayo de 1907. Sin embargo, lo llamaba la vocación religiosa franciscana y al año siguiente, el 3 de octubre de 1908 entró en el noviciado de los Capuchinos. Emitió la profesión temporal el 4 de octubre de 1909 y la solemne el 4 de octubre de 1912. Durante el período de la formación inicial a la vida capuchina se dedicó con fruto a la predicación y al ministerio de la confesión. En 1913, fue misionero en Costa Rica y Nicaragua retornando a Cataluña en 1930. Fue asignado primeramente al convento de Sarriá, luego al de Arenys de Mar y finalmente al de Manresa.
La noche del 27 de julio de 1936, mientras cambiaba de un lugar a otro para tener mayor seguridad, fue arrestado, violentamente ultrajado, torturado y finalmente asesinado con disparos de arma de fuego cerca de Manresa.