No poseemos muchos detalles auténticos sobre la vida del beato. Su nombre de familia era Gregho (de origen griego). Andrés nació en Peschiera, a orillas del Lago de Garda, y siendo muy joven, entró en la orden de Santo Domingo, en Brescia, e hizo sus estudios en el famoso convento de San Marcos de Florencia. Después de su ordenación, sus superiores le enviaron a evangelizar el Valtelino, región en los confines de Italia y Suiza infestada por la herejía albigense, en la que el pueblo era hostil a la religión.
Se conserva un atractivo relato de la incansable labor del misionero entre ese pueblo rebelde, de su tierna devoción a la Pasión de Cristo, de la austeridad de su vida y de su espíritu de humildad y pobreza. Algunos de los milagros que se le atribuyen son muy extravagantes; así, por ejemplo: cuando los herejes se presentaron con un libro para refutarle, el beato les dijo que lo abriesen y de él salió «una enorme serpiente», como símbolo del veneno que el libro contenía. El beato Andrés fundó en Morbegno un convento de su orden, como puesto de avanzada entre los herejes, y allí murió el 18 de enero de 1485. El beato pasó cuarenta y cinco años de su vida en el Valtelino. Su culto fue confirmado en 1820.
Ver Acta Sanctorum, mayo, vol. IV, pp. 627-631; Procter, Short Lives of the Dominican Saints, pp. 7-10.