La Hna. Patrocinio (en el siglo María Magdalena Vilanova Alsina) nació en Sant Feliu de Codines (Barcelona) el 13 de abril de 1877. Dos días después fue bautizada en la Parroquia de Sant Feliu y a los tres años recibe el Sacramento de la Confirmación. Ingresó en el Instituto de Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en 1908, profesando en la Casa Noviciado de Sarriá en 1909. Formaba parte de la Comunidad-Colegio de Sarriá al iniciarse la persecución.
Como a todas las demás Hermanas le fue forzoso salir de la Casa el 19 de julio de 1936 y se refugió en una casa vecina, la de los Sres. Aumedes. Fue testigo del asalto y el incendio del Colegio de Sarriá.
No pudiendo continuar en dicha casa, buscó refugio en casa de su hermano en Sants, pero a los pocos días temiendo comprometerles, con mucha delicadeza dejó una nota de despedida y abandonó la casa. Fue a ofrecer sus servicios al Hospital Clínico, reconocieron que era religiosa y no se lo permitieron. Narra la Hna. Dolores Massó: “La Hna. Patrocinio presintió iba a morir y me pidió que le cosiera un crucifijo en la ropa interior, pues preveía lo que le acontecería en el camino, … supe después que el día 31 de julio fue introducido el cadáver en el Hospital Clínico”.
Esta Hermana llevaba una vida oculta y sencilla, de Hermana Capuchina, tan simple, que no refleja sino la humilde fidelidad en las cosas ordinarias, en el encuentro con las Hermanas, con los niños y jóvenes, para transmitirles que Dios les ama. Una vida modesta y humilde, haciendo con sencillez, alegría y perfección la misión encomendada por el Instituto. Hermana convencida y que amaba su vocación, que había sentido a la edad de 14 años y hubo de ver cumplida a los 31, por tener que atender a su familia.
La Hna. Andrea (en el siglo Ramona Antonia Solans Ballester) nació en Lleida el 3 de abril de 1875. Bautizada en la iglesia de San Lorenzo mártir. A la edad de un año recibe el Sacramento de la Confirmación. Ingresó en el Instituto de Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en abril de 1893, en Sants, y profesó el 13 de diciembre de 1899 en Igualada.
El testimonio de las Hermanas es unánime: era entregada, alegre, creativa. Ésta entrega había madurado en una fuerte vida interior y en un profundo amor a María, Madre del Buen Pastor, que incansable se agota hasta dar la vida por sus ovejas. Amor a María que transmitía con ilusión y convicción a sus alumnas que recuerdan, como varias veces al día les hablaba de ella, y a ella acudían con frecuencia. Invocaban la fuerza y protección de María al empezar y terminar las clases. A imitación de María, su FIAT, es el himno a la obediencia y el himno de la alegría. Lo que Dios quiera en mí…
La Guerra Civil española le sorprendió en la Comunidad de Premià de Mar. Los milicianos la reconocieron como religiosa y la fusilaron el día 31 de julio. Fue identificada por el número que tenía de ingreso en la Congregación. De María recibió la fuerza para vivir amando y morir perdonando, con las mismas actitudes de Cristo.
Los rasgos franciscanos de sencillez, humildad y la alegría eran vividos por cada una de estas tres hermanas de manera muy notoria. La Eucaristía diaria, que tanto amaba el beato José Tous, les infundió la fuerza necesaria para sufrir con Cristo.
La Hna. Mª Auxilio (en el siglo Margarita Josefa Noguera Manubens) nació en Manresa (Barcelona), Obispado de Vic. Fue bautizada el 4 de julio de 1870 y confirmada el 25 de octubre del mismo año. Ingresó en el Noviciado de las Capuchinas de la Madre del Divino Pastor en 1896, donde hizo su Profesión Perpetua en 1903.
Al estallar la revolución de 1936 estaba destinada en la Comunidad de Premiá de Mar (Barcelona). En un primer momento, se alojó con la Hermana. Andrea Solans en la casa de los Sres. Estival, esperando la oportunidad de viajar a Manresa donde vivía su familia. Un hijo de los Sres. Estival que les acompañó en su viaje a Barcelona, fue testigo de su detención.
Recientemente se ha encontrado el Sumario perteneciente a la muerte de ambas hermanas. Murieron entre Hospitalet y el Prat de Llobregat, concretamente en La Torrasa el 31 de julio de 1936. Fueron llevadas ambas ese mismo día al Depósito Judicial de Hospitalet y enterradas en la Fosa Común de esta población. Pudo ser identificada, por hallarse en su bolsillo el pañuelo con el número 170, exactamente el nº de registro en la Congregación.
Como auténtica seguidora de san Francisco de Asís y del beato José Tous, destaca en ella, la verdadera alegría que brota de la entrega generosa y agradecida al Señor. Es la alegría de poder vivir en la paz y el gozo de Dios. Según cuenta alguna de sus alumnas, “inspiraba confianza”, atraía con sus iniciativas, su pedagogía innovadora entonces, y por su sencillez y bondad. Buscaba que cada alumna fuera la protagonista de su propia formación. Su vida y también su muerte son testimonio del valor del amor y del perdón, y, de la convicción de que el único absoluto en la vida es Dios, que con frecuencia inculcaba a sus alumnas y que vivió fielmente hasta dar su vida.
Las tres eran religiosas de la Congregación de Hermanas Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, y fueron beatificadas el 10 de noviembre de 2018 en Barcelona, en una ceremonia conjunta de 16 mártires, cuya información puede leerse en el web dedicado a ellos.