Sor Magdalena Morano nació en Chieri - Turín, Italia, el 15 de noviembre de 1847. Perdió a su padre cuando tenía 8 años de edad; para salir adelante ayudó a su madre trabajando con ella, mientras que su tío sacerdote le ayudó para que pudiera estudiar. Ya en el colegio su profesora le pidió ayudar de los alumnos más pequeños. Desde su infancia fue sensible a la fe, su primera comunión era una referencia continua de su experiencia de Dios. Un día caminado rumbo a Butigliera d´Asti donde se encontró con Don Bosco, la joven Magdalena sentía la vocación por la enseñanza así que se preparó pedagógicamente hasta obtener a los 17 años su certificado como profesora, aunque ya se había dedicado a la enseñanza en Butigliera desde los 14, empieza ejercer formalmente el magisterio a las 19 años en Montaldo Torinese (1886). Sus alumnos y pobladores la apreciaban y consideraban competente y muy diligente.
Siguió el consejo de su director espiritual, que vio en su persona indicios del llamado de Dios, y después de haber comprado una casa para su madre con sus ahorros, fue a hablar con san Juan Bosco, quien le recomendó que fuera con su recomendación a Mornese, donde estaba Sor María Dominga Mazzarello, así ingresó al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, que tenía poco de haber sido fundado por Don Bosco y Sor María Dominga. En 1880 emitió, a los 33 años, su profesión perpetua, pidiendo a Dios la gracia de «mantenerle viva hasta alcanzar la medida de la santidad».
Después de estar a cargo por año de la comunidad de Hijas de María Auxiliadora en Valdocco en 1881, a pedido del arzobispo de Catania, Magdalena fue invitada para ser directora en Trecastagni, localidad italiana de la provincia de Catania, donde ya estaban presentes tres maestras, además se le dio el cargo de Visitadora y Maestra de Novicias. Durante cuatro años estuvo a cargo, enseñó, lavó, cocinó, fue catequista, pero fue especialmente un testigo de Cristo a tal punto que las niñas siempre la llamaban y decían: ¡queremos ser como ella!
Su labor implicó además fundar nuevas comunidades y formar a las Hermanas. Constantemente con «una mirada hacia la tierra y diez hacia el cielo». Su fecunda acción educativa y catequética entre las niñas y las jóvenes de ambientes populares implicó la apertura de colegios, internados, oratorios, albergues y talleres distribuidos por toda la isla. Así fue nombrada Superiora Provincial con lo que asumió cada tarea formativa de nuevas vocaciones, que fueron muchas y abundantes pues eran atraídas por el celo a Cristo y la caridad que era testimoniada por Sor Magdalena.
En 1908 Sicilia contaba con 18 obras salesianas, 142 Hijas de María Auxiliadora, 20 novicias y 9 postulantes. Sor Magdalena tenía 60 años cuando un tumor que padecía con paciencia agravó su estado de salud, Dios la llamó al descanso eterno en la Ciudad de Catania el 26 de marzo de 1908, cumplió así el «no poner jamás obstáculos a la acción de la gracia, cediendo a su egoísmo personal». Durante una visita pastoral a Catania y Siracusa S.S. Juan Pablo II la beatificó, el 5 de noviembre de 1994. Su cuerpo descansa como reliquia en una urna similar a la de Don Bosco y Madre Mazzarello en la Capilla de las Hijas de María Auxiliadora de Ali Terme, en Catania, donde recibe la venearción de los fieles.
Sintetizado a partir de una página dedicada a la beata en Salesianos de México, que indican haberlo traducido de Vatican.va, aunque no he podido encontrar el original. En ultimo término, si es cierto que proviene de Vatican.va, su fuente sigue siendo la congregación, ya que los resúmenes biográficos (lamentablemente resultan ser más bien panegíricos) que se leen antes de la beatificación o canonización se encargan a la congregación, orden o diócesis a la que pertenece el beato o santo. Abel DC.