La Obra de Nazaret nació a principios de los años sesenta en la ciudad de Reggio Emilia. Un profesor de Milán llega a la ciudad emiliana; viene de la Universidad Católica y enseña Literatura y Filosofía: se llama Giovanni Riva. Dada su declarada, y nunca oculta fe cristiana, y el interés que el profesor despierta en la escuela y también fuera del contexto escolar, algunos jóvenes de diferentes orígenes sociales comienzan a reunirse en torno a él, formando un primer grupo, llamado “One Way”, una clara expresión de lo que les había conquistado, o una propuesta radical: la vida puede y debe ser jugada con Jesucristo si quiere ser una vida feliz, ya que “el hombre, sin Jesús, es menos hombre”.
“One Way” es el núcleo de lo que, en 1976, se convertirá en la Obra de Nazaret.
El grupo inicial, a través de varios procesos, llevó esa experiencia original a varias partes del mundo, en particular a Asia, Europa y América Latina: aquí, en 1989, la Obra de Nazaret fue erigida canónicamente por el cardenal primado de la Ciudad de México, como una asociación pública de fieles.
El 15 de agosto de 1999, en Roma, el Pontificio Consejo para los Laicos decretó el reconocimiento de la Obra de Nazaret como asociación internacional de fieles.
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- Identidad
- La Obra de Nazaret quiere existir como una forma de anuncio gozoso: “Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret” (Jn 1, 45). Su objetivo principal es hacer que el rostro presente de Cristo sea encontrado por todos en la vida cotidiana en la familia, en la sociedad o en el trabajo y en la normalidad de los intereses, profesiones y ambientes. En correlación con estos objetivos, inspirados por el amor total en el compartir expresado por Jesús en la cruz, la Obra de Nazaret ha elegido como símbolo un pelícano (pie pellicane Iesu Domine) y como manifiesto propio la reproducción del rostro de “Cristo burlado” del Beato Angélico.
- Estructura
- En la Obra de Nazaret el individuo adhiere directamente a la única experiencia universal, cuyo garante es el Centro, instrumento colegiado de gobierno compuesto por once asociados (que eligen, dentro de ellos, al Presidente). La estructura fundamental de la Obra de Nazaret son las Regiones; son grupos de naciones y, dentro de ellas, grupos locales a nivel diocesano. Cada miembro está inscrito en una Región y por lo tanto en un grupo local; realizan la función tanto de catequesis y directivas centrales como de promoción de la comunidad cristiana en el lugar. Un nivel de especial formación tiene aquellos que, comprometidos con la radicalidad en el espíritu de la Obra de Nazaret y dentro de las condiciones de su estado de vida y profesión, asumen los consejos evangélicos en la agregación “Spiritus Creator”.