La asociación “Las Casas de adoración” nace por iniciativa de Marie-Benoîte Angot, después de la publicación en 1983 de su primer libro Le Mystère de l’Amour Vivant. Se trata de una colección de apuntes espirituales que inspiraron “Las Casas de adoración”. “Las Casas de adoración” quieren ser auténticas iglesias domésticas con la misión de infundir en el mundo el Espíritu de Cristo y el amor por la Eucaristía.
Con el decreto del 8 de abril de 1998, la asociación obtiene su primer reconocimiento canónico de manos de Su Excelencia Mons.
Joseph Madec, que entonces era obispo de Fréjus-Toulon.
El 5 de abril de 2007, Jueves Santo, el Consejo Pontificio para los Laicos decreta el reconocimiento de Las Casas de adoración como asociación internacional de fieles.
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- Identidad
- Los miembros de esta asociación se consagran, por medio de María y en la Iglesia, al Cristo vivo en la Eucaristía, para consagrar el mundo en vistas de su retorno en la gloria. Gracias a una renovada toma de conciencia de su consagración bautismal y en la Confirmación, estos fieles quieren vivir y reforzar su vida interior alimentándola con la intimidad con el Señor, poniendo especialmente la Eucaristía – sacrificio, alimento y presencia – en el centro de su vida cristiana y desarrollando una verdadera vida de adoración inmersos en la realidad del mundo. Mediante una vida de oración y adoración, y por medio de una adecuada liturgia doméstica, quieren contribuir a dar o a devolver a la familia su lugar y su papel decisivo en el mundo y en la Iglesia, ayudándole a descubrir y redescubrir continuamente su identidad y su misión de “Iglesia doméstica” (Lumen Gentium, n. 11) y de “Santuario doméstico en la Iglesia” (Apostolicam Actuositatem, n. 11).
- Estructura
- Las Casas de adoración están compuestas por almas de adoración. Estas almas de adoración, miembros de la asociación, están representadas por delegados diocesanos, nacionales e internacionales. Una asamblea general se reúne regularmente en torno a un presidente, que es asistido en el gobierno de la asociación por un comité de oración y reflexión. Los sacerdotes Misioneros de la Eucaristía, que también son miembros de la asociación, acompañan Las Casas de adoración para ayudarles a vivir mejor su identidad específica y su misión.