La Escuela de la Cruz nació en la parroquia rural de San Isidro Labrador, en la diócesis de Villahermosa, en México, por iniciativa del Padre Francisco Javier Asencio Dávalos, religioso profeso de la congregación de los Misioneros del Espíritu Santo. Difundiéndose en unas mil parroquias y en casi todas las diócesis de México, en 1987 fue constituida por la autoridad eclesiástica como asociación nacional de fieles. En el lapso de pocos años llegó a los Estados Unidos de América y, después, también a El Salvador y Nicaragua.
El 22 de mayo de 1994, el Consejo Pontificio para los Laicos decretó la erección de la Escuela de la Cruz como asociación internacional de fieles.
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- Identidad
- La Escuela de la Cruz se propone participar en la misión de la Iglesia dando vida a comunidades de apóstoles que den testimonio de la espiritualidad de la Cruz en el orden espiritual y en el orden temporal. Los miembros de la asociación (Cruzados) se comprometen a vivir en íntima unión con el corazón crucificado de Jesucristo Sacerdote-Víctima-Altar, a “ser sacerdotes con sus sacerdotes” y a sostener concretamente al propio párroco en el cumplimiento de su ministerio. Les une la conciencia de ser hijos de Dios, elegidos por Jesús para participar en su misión en la ayuda recíproca y a vivir el Evangelio y la espiritualidad de la Cruz hasta el heroísmo del amor.
- Estructura
- A la Escuela de la Cruz pertenecen varones, tanto laicos (indígenas, campesinos, obreros) como sacerdotes a quienes se les ha confiado el cuidado pastoral de una parroquia.