La Comunidad de Sant’Egidio nació en Roma por iniciativa de Andrea Riccardi que, en el clima de la renovación del Concilio Vaticano II, empezó a reunir a un grupo de bachilleres, del que él formaba parte, para escuchar y poner en práctica el Evangelio. En pocos años su experiencia se difundió en diversos ambientes estudiantiles y se concretó en actividades a favor de los marginados. En los barrios pobres de la periferia romana inició su trabajo de evangelización que llevó al nacimiento de la comunidad de adultos.
Desde 1973, en la Iglesia de Sant’Egidio en el Trastevere, la primera iglesia de la Comunidad, se empezó con la costumbre de la oración comunitaria todas las tardes, que desde entonces acompaña la vida de todas las comunidades en todas las partes del mundo.
En la segunda mitad de los años setenta, la Comunidad empezó a radicarse también en otras ciudades italianas y más tarde, en los años ochenta, a difundirse en Europa, África, América y Asia.
Desde su origen, el servicio a los más pobres, a la dignidad humana y a los derechos de la persona caracteriza, junto con la oración y la comunicación del Evangelio, la vida de la Comunidad que ha construido formas de ayuda y de amistad en medio de formas de pobreza viejas y nuevas (ancianos solos y no autosuficientes, emigrantes y personas sin hogar, enfermos terminales y de Sida, niños con riesgo de desviaciones y de marginación, nómadas y discapacitados físicos y mentales, drogadictos, víctimas de la guerra, encarcelados y condenados a muerte).
Los pobres son compañeros habituales de la vida y de la actividad de los miembros de la Comunidad, como amigos y parte de su familia.
Precisamente es esta amistad la que ha llevado a Sant’Egidio a comprender que la guerra es la madre de todas las pobrezas y, por tanto, a un compromiso explícito en favor de la paz.
El 18 de mayo de 1986 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó la erección de la Comunità di Sant’Egidio como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
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- Identidad
- La Comunidad de Sant’Egidio es una familia de comunidades radicada en diferentes Iglesias locales. El término “comunidad” refleja, entre otras cosas, una exigencia de fraternidad, más fuerte por el motivo de que los miembros de la Comunidad viven plenamente insertos en el mundo, en la dispersión de la vida de las grandes ciudades modernas. La amistad es, de esta forma, un trazo característico de Sant’Egidio, sea dentro de la comunidad, sea como actitud de simpatía y atención hacia el mundo y hacia otras experiencias eclesiales. Referencias espirituales de la Comunidad son desde el principio la primera comunidad cristiana de los Hechos de los Apóstoles, el amor preferencial de la Iglesia por los pobres, el primado de la oración. Un sentido marcado por la misericordia de Dios hacia los enfermos y hacia los pecadores, la compasión de Jesús por las muchedumbres, su invitación a anunciar el Evangelio del Reino y a curar todo tipo de enfermedades normalmente son el alimento de la vida y de la espiritualidad personal a través de la escucha cotidiana de la Palabra de Dios y la oración asidua, personal y comunitaria. El carácter laical y la presencia en grandes ciudades ha llevado a desarrollar una espiritualidad propiamente “urbana”, que recompone la normal dispersión de la vida cotidiana y las propias responsabilidades (familiares, profesionales, civiles) alrededor del primado de la evangelización y del servicio. Un paso decisivo en esta recomposición es la oración de la tarde común, abierta a todos aquellos que quieran participar en ella.
- Estructura
- El gobierno de la Comunidad está confiado al Presidente, asistido por el Consejo de presidencia y por un Asistente eclesiástico. El Presidente y el Consejo de presidencia son elegidos cada cinco años por la Asamblea general de los representantes de todos los núcleos de comunidades (en los países donde existen varias comunidades y donde se ve que es necesario, se nombra un Presidente nacional).