Esta obra le pertenece al sacerdote franciscano P. Ignacio Larrañaga y se centra en el tema del silencio de María, presentándola de una forma convincente y fiel a las fuentes del Evangelio. Este clásico de la espiritualidad del siglo XX se divide en cuatro capítulos en los que se medita sobre la maternidad y fidelidad de la Reina del Cielo al designio que Dios tuvo para ella.