Este grupo de santos aparecen mencionados y ensalzados en gran parte de los martirologios antiguos, así como en el breviario y misal mozárabe y en todas las fuentes posteriores que, a partir del siglo XVI dependen de esos testimonios.
En el martirologio de Usuardo, del siglo IX, aparece inscrito su "nacimiento en el cielo" (es decir, la muerte de los siete) el 15 de mayo, y la primer redacción del Martirologio romano aceptó esa inscripción, aunque Baronio prefirió fusionar las noticias de los breviarios con la noticia de Usuardo, y no consideró el 15 de mayo como "nacimiento en el cielo" sino como la fecha en que fueron enviados a Hispania.
Recogen la misma fiesta los martirologios de Adón y Notkero y el más tardío de Pedro De Natalibus
El misal y breviario mozárabe, de 1500 y 1502, lo prescribe para las Kalendas de mayo (1 mayo), y hablaba para esa fecha de su llegada, como grupo, a España, en Acci (actual Guadix) de donde se repartieron a sus sedes. En el breviario de la iglesia toledana de 1502 y en el de la compostelana de 1551 aparecen inscritos el 5 de mayo para que su fecha no se superponga con la de los santos apóstoles Felipe y Santiago (que en aquel momento se celebraban el 1 de mayo); esto es signo de la gran importancia de la celebración de los siete "Varones apostólicos", ya que la liturgia prefería moverlos algunos días antes que no poder celebrarlos.
El Oficio Mozárabe conserva un largo poema usado como "secuencia" (recitación poética antes de la lectura del evangelio en fechas señaladas del calendario litúrgico) donde recoge la tradición originaria acerca de estos santos y da la pauta de la inscripción en los santorales: habrían sido ordenados en Roma por los apóstoles Pedro y Pablo, y enviados a Hispania para llevar la luz del evangelio, por lo cual son considerados "Varones apostólicos":
«Ya la blanca túnica de Roma brilla,
destinada a siete pontífices
enviados a Hesperia
-según el antiguo relato-
asignados a la fe por los apóstoles.»
Asimismo se conserva la oración colecta del oficio litúrgico:
«Oh, Dios, que por los santísimos pontífices Torcuato, Segundo, Indalecio, Tesifonte, Cecilio, Hesiquio y Eufrasio quisiste acercar a ti un innumerable pueblo hispánico, concede, te rogamos, que tu iglesia sea gobernada por los mismos dirigentes que quisiste que presidieran como pastores.»
Las reliquias de Torcuato, el cabeza de grupo y del único del que hay algún testimonio histórico sólido fueron llevadas en el siglo X, plena época de la conquista islámica, hacia Galicia, a Ourense, y depositados en la iglesia de Cellanova por su fundador, san Rudesindo, de donde en 1593 fueron repartidas entre Compostela, El Escorial, Guadix, llegando fragmentos de reliquias también a Granada.
La llegada de estos santos a España en el siglo I se considera legendaria, tanto como era habitual en el medioevo remitir las sedes episcopales a envíos directos hechos por Pedro desde Roma (un anacronismo en el modo de imaginar que funcionaba la Iglesia en esos años). Sin embargo es perfectamente admisible que sean los fundadores, en los siglos III o IV de las sedes episcopales de la Hispania meridional anterior a la conquista islámica.
Como lo señala el elogio del Martirologio Romano, Torcuato está vinculado a Acci (la actual Guadix); Tesifonte, a Bergium (la actual Berja, en Almería); Hesiquio (Esicio o Isicio), a Carcer (actual Carcesa, un barrio de Mérida, en Extremadura); Indalecio, a Urci (generalmente identificada con un asentamiento romano cercano a Almería); Segundo, a Abula (Abla, en Almería); Eufrasio, a Iliturgi (identificada en la actualidad con Mengíbar, en Jaén, o con la misma Jaén); y Cecilio, a Illiberis (Elvira, identificada generalmente con el Albaicín de Granada).
Cada uno de ellos tiene, en el culto local, su día propio, y acorde con las tradiciones antiguas, son venerados como mártires (aunque el Martirologio no los inscribe como tales). Algunos de ellos son considerados obispos itinerantes o misoneros, por lo que varias sedes reclaman haber sido fundadas por ellos.
San Torcuato se celebra en Guadix el 15 de mayo.
San Tesifontese celebra en Berja, Almería, tanto el 1 como el 15 de mayo.
San Hesiquio es patrono de Cazorla, en Jaén, porque es la localidad donde, según la leyenda, recibió el martirio, luego de evangelizar también otras ciudades. Se celebra su fiesta el 15 de mayo.
San Indalecio tiene su fiesta el 15 de mayo, y su leyenda epsicopal lo vincula como evangelizador no solo a Almería sino a varias ciudades entre la provincia de Zaragoza y la de Almería, e incluso en la leyenda local es nacido en Caspe, Zaragoza, que también lo tiene como patrón.
San Segundo tiene su festividad el 2 de mayo, pero es patrón secundario de Abla, en Almería, pero solo desde tiempos modernos, porque por paronomasia se consideró en el siglo XVI que había sido el santo fundador de Ávila, y es allí donde recibe culto.
San Eufrasio, que es el patrono de la diócesis de Jaén, tiene sus días de culto el 14 de enero, el 13 de marzo y el 15 de mayo, y el centro de su culto está en Andújar, que fue la ciudad que tradicionalmente se identificó con Iliturgi (aunque en la actualidad ya no sea así).
Finalmente San Cecilio se celebra el 1 de febrero, como patrono tanto de la ciudad como de la archidiócesis de Granada.
La catedral de Guadix tiene en su pórtico principal la representación de los siete varones apostólicos, de donde provienen las fotos de esta noticia. Una prolija historia de las fuentes, así como los textos latinos de la secuencia y la oración se encuentran en AASS, mayo, tomo III.