Las actas tradicionales, que el Martirologio anterior sintetizaba, dicen «en Armenia, el martirio de los santos Eustracio, Auxencio, Eugenio, Mardario y Orestes, que sufrieron durante la persecución de Diocleciano. Eustracio padeció primero bajo Lisias; más tarde, Agricolao, gobernador de Sebastea, le sometió junto con Orestes a crueles tormentos. Eustracio pereció en un horno; Orestes fue colocado sobre una parrilla ardiente y así pasó al Señor. Los otros conquistaron la palma del martirio de diferentes maneras, después de ser cruelmente castigados por el gobernador Lisias en Arabraca. Los cuerpos de los mártires fueron más tarde trasladados a Roma, donde se les dio honrosa sepultura en la iglesia de San Apolinar».
San Eustracio era un armenio de buena familia. Orestes, que era soldado, se convirtió al ver la fortaleza con que Eustracio soportaba la tortura. San Eugenio era su criado, y Mardario y Auxencio eran dos amigos suyos que intercedieron por él. Las reliquias de estos mártires reposan todavía en la iglesia de San Apolinar. Las «actas» de San Eustracío son un ejemplo de la forma en que ese género de documentos -destinado originalmente a guardar memoria del hecho- se interpolaba y amplificaba con fines didácticos y de edificación. En efecto, en las actas aparece el máritr discutiendo largamente con el magistrado y cita pasajes de Platón y de los poetas para confirmar sus argumentos.
Lamentablemente, el relato tradicional está contaminado por el de los «Cuarenta mártires de Sebaste», por lo que, aunque se puede aceptar la historicidad fundamental del grupo, no es ya posible precisar nada de su historia, ni vincularlos con la época de Diocleciano. Si el martirio se ubicara en Sebaste, debería hoy situarse en Turquía (en la actual Sivas), muy lejos de las fronteras de la Armenia de nuestros días, pero despojada la leyenda de sus datos espurios, no hay ninguna razón para localizar la escena en Sebaste.
La pasión griega puede verse en Migne, PG., vol. XCVI, pp. 468-505. Véase Delehaye, Les passions des martyrs (1921), pp. 266-268. En la literatura bizantina se alude con frecuencia a este grupo, al que se da el nombre de «los cinco santos». Se han descubierto algunos fragmentos de las actas en un manuscrito del siglo IX. Hay una versión armenia de la pasión en las Vitae et Passiones Sanctorum (Venecia, 1874) , vol. I, pp. 435-475.