Ubaldesca era natural de Calcinaia, en el Valdano lnferior, Italia, donde nació en 1136. No tenía más que quince años cuando decidió servir a Dios en la persona de los enfermos del Hospital de San Juan, de Pisa, regentado por la Orden de San Juan de Jerusalén. En él las personas consagradas al servicio de los enfermos observaban la regla de San Agustín. Prestó su servicio con tanta entrega, amor y ternura que se hizo notable a los pisanos, quienes comenzaron a acudir a ella en sus necesidades, especialmente en las enfermedades.
Se corrió la voz de que la santa enfermera Ubaldesca hacía milagros con el agua de un pozo del hospital. Por este medio la beata atraía a la gente a Dios. Perseveró toda su vida en el servicio a los enfermos, hasta su muerte, el 28 de mayo de 1206, luego de cincuenta y cinco años de estarles dedicada. El culto a Ubaldesca no ha sido confirmado por la Santa Sede, pero se le viene dando desde su muerte por parte de la Orden sanjuanista y del pueblo de Pisa. Su nombre ha sido incluido en la última edición del Martirologio Romano, lo que puede considerarse como una práctica aprobación.