Nació el 26 de abril de 1876 en Puthenchira, en el estado de Querala, en la India. Como escribió en su autobiografía, redactada por obediencia a su director espiritual, desde la más tierna edad sintió un intenso deseo de amar a Dios, que la llevaba a ayunar cuatro veces por semana, y a rezar el rosario varias veces por día. Su madre procuraba disuadirla de esos severos ayunos, pero ella persistía en ese gesto a fin de asemejarse cada vez más a Cristo sufriente; y llegó a consagrar su virginidad cuando tenía apenas diez años.
Como consecuencia d ela muerte de su madre interrumpió el estudio escolar, pero continuó muy interesada en el discernimiento de su vocación. Quería una vida escondida para dedicarse a la oración, y en 1891 decidió salir de su casa para llevar vida eremítica y de penitencia, pero el proyecto fracasó.
Intensificó entonces su colaboración con al parroquia, junto con tres compañeras, dedicándose a los pobres, enfermos, personas solas, y huérfanos. Oraba por los pecadores, haciendo continuos ayunos por la conversión. Ese apostolado era demasiado revolucionario para el moralismo de su época, y por eso sufrió fuertes críticas, incluso dentro de los ambientes eclesiásticos.
Recibió de Dios muchos favores místicos, entre ellos visiones y estigmas, pero permaneció siempre en el camino de la humildad y la vida escondida. Su obispo, dudando de la autenticidad de tales fenómenos, la mandó a someterse varias veces a exorcismos.
En 1903 explicó al Vicario Apostólico de Trichur su deseo de fundar una casa de retiro y oración, pero se le sugirió más bien entrar en el convento de Clarisas franciscanas. Después fue enviada al convento de Carmelitas de Ollur, pero también allí percibió Teresa que no era ésta su vocación. Finalmente, el obispo comprendió que Dios deseaba una nueva congregación religiosa al servicio de la familia, y el día 14 de mayo de 1914 fue erigida canónicamente la Congregación de la Sagrada Familia. Durante y después de los difíciles años de la I Guerra Mundial, con indómita energía y total confianza en la providencia divina, ella dio vida a tres nuevos conventos, dos escuelas una casa de estudios y un orfanato. María Teresa murió con fama de santidad el 8 de junio de 1926, fue beatificada por SS Juan Pablo II el 9 de abril del 2000, y canonizada por SS Francisco en octubre de 2019.