Benilde era una mujer cordobesa de mucha piedad y decisión, ya entrada en años. Al día siguiente del martirio de los santos Anastasio y compañeros, ocurrido el 14 de junio de 853, concurrió ella animosamente al cadí y confesó abiertamente la divinidad de Jesucristo, al tiempo que rechazaba la religión del Corán. Fue inmediatamente degollada por ello y su cuerpo unido a los de los mártires anteriores hasta que días más tarde se ordenó su cremación y sus cenizas fueron arrojadas al Guadalquivir. Narra su martirio San Eulogio de Córdoba.