De Urbicio de Metz (incorrectamente inscripto por algunos como Urbicio de Mainz) apenas sobreviven algunos noticias en diversos martirologios históricos, como el de Grevenio, de Canisio y de Ferraro y algunos episcopologios (listas de sucesión episcopal). Fue el 15º obispo de Metz, en un largo pontificado, de unos 49 años (otros dicen 29, pero no hay ninguna fuente para sostenerlo, sólo que 49 parece demasiado). Hay cierta discusión sobre cuál podría ser la fecha de su muerte, que según los autores aparece como 419, 430 o incluso 450. En el Martirologio Galicano es donde se da la versión más desarrollada del elogio, que afirma que luego de un nobilísimo gobierno de su sede, el pueblo lo consideró apto para el premio eterno. Lamentablemente, no ha sobrevivido ninguna documentación contemporánea, aunque sí es constatable la persistencia de su culto a lo largo de los siglos.
En un antiguo episcopologio de Metz es llamado "Arzobispo", pero no parece que realmente haya ostentado ese título, sino que posiblemente el escritor se lo ha atribuido como un modo de ensalzarlo. Al tiempo de su muerte fue sepultado en la iglesia de San Maximino, y su sepultura quedó olvidada, hasta que en 1519 se descubrió, y, puesto que se había mantenido el culto al santo, ese hallazgo fue recibido por el pueblo con gran fervor, por lo que el obispo ordenó la construcción de una capilla para el traslado. Algunos factores seculares retrasaron el proyecto, pero hacia el 1552 fue trasladado a la iglesia y monasterio de San Eucario. En la Revolución Francesa sus restos fueron quemados y aventados.
Ver Acta Sanctorum, marzo, III, pág. 86; Duchesne, Fastes Episcopaux, III, pág. 48. Guerin, Petits Bollandistes, III, pág. 540.