Llegó a ser obispo de Reims, en Francia, hacia el 690, sucediendo a san Reolo. Gobernó por una treintena de años, pero luego tuvo que dejar la diócesis para marchar al exilio. Las razones de su expulsión fueron políticas: la hostilidad en sus enfrentamientos con Carlos Martel (689-741), Mayordomo de Austrasia, a quien Rigoberto se había negado a apoyar; Carlos resultó reforzado en su poder por la victoria obtenida en Vincy en el 717 sobre Ragenfredo, maestro de palacio de Neustria, en una lucha que finalizó con la reunión de los dos reinos de Austrasia y Neustria.
Después de un cierto tiempo Rigoberto retornó del exilio y se retiró a sus posesiones en Gernicourt, cercano a Reims, donde murió hacia el 743; sepultado en un principio en el mismo lugar, su cuerpo fue luego trasladado a la iglesia de San Teodorico de Reims, en el 864. Hacia el 890 un canónigo de Reims compuso una «Vita» centrada en la exaltación de sus virtudes como hombre y como obispo.
Traducido para ETF de un artículo de Antonio Borrelli.