De san Próculo conocemos el nombre, la época del martirio y puede verificarse la antigüedad de su culto, pero no más. Sin embargo, la tradición popular ha hecho una madeja de «Próculos», difícil de desentrañar. Hasta la edición anterior del Martirologio Romano se celebraban en esta fecha a dos: un soldado de hacia el 300 y un obispo de Bolonia de mediados del 500, respectivamente Próculo el soldado y Próculo de Bolonia. Además se celebraban en otras fechas un Próculo de Ravena, soldado hacia el 300, y un Próculo de Terni, obispo hacia mediados del 500. Tanta coincidencia dio pie a que se investigaran con más minuciosidad las tradiciones, y el resultado -al menos hasta la edición actual del Martirologio- es que parece que los cuatro no son sino el mismo, un mártir de inicios del siglo IV, quizás soldado, de Bolonia, celebrado por san Paulino de Nola en uno de sus poemas, donde menciona que recibió la corona del martirio por crucifixión.
Butler nos cuenta (pero téngase presente que en este relato aun son dos Próculos) que «A fines del siglo XIV, los benedictinos construyeron una iglesia sobre el sitio donde se hallaba la capilla subterránea de San Sixto; su superior, el abad Juan, decidió que las reliquias de los dos santos fueran trasladadas a la nueva basílica que recibió el nombre de San Próculo. Los dos cuerpos se hallaban en la misma tumba y, en 1536, sus restos fueron depositados en un nicho especialmente construido. Dieciocho años después, en 1584, el Papa, Gregorio XIII estableció la fiesta anual para ambos el l de junio, fecha de la traslación de las reliquias.»
Hay también otro santo mártir Próculo en el Martirologio, un diácono de Pozzuoli, también del siglo IV, pero cuyo culto no es fruto de una confusión con el de Bolonia, y se continúa celebrando, el 18 de octubre. En el cuadro que reproducimos, debido a Guido Reni, de la primera mitad del siglo XVII, aparece la Madonna en gloria, rodeada de todos los santos patronos de la ciudad de Bolonia, en orden de izquierda a derecha: san Petronio de Bolonia, san Ignacio de Loyola, nuestro san Próculo (con una espada, por tanto identificado con el soldado), san Francisco de Asís, san Francisco Javier, san Florián (el otro soldado, de armadura) y santo Domingo.
La información de este escrito proviene del Butler-Guinea, 1964 y de Santi e beati.