Nació en Vic (Cataluña), no lejos de Barcelona, el 29 de septiembre de 1591, de Enrique Argemir y Margarita Monserrada. Quedó huérfano de padre a la edad de once años. Sintiéndose llamado a la vida religiosa, debió superar mucha oposición familiar antes de poder realizar sus aspiraciones, y en agosto de 1603 es recibido en el convento de los Trinitarios de Barcelona, donde tuvo de maestro al venerable Pablo Aznar. Emitió la profesión religiosa el 30 de septiembre de 1607. Poco tiempo despùés conocía la reforma realizada en la Orden de la Santísima Trinidad por san Juan Bautista de la Concepción, y aprobada por el papa Clemente VIII en el año 1599, y obtiene permiso de transferirse; repetido el noviciado, hizo la nueva profesión entre los Trinitarios Descalzos.
En seguida se manifiestan en el joven religioso fenómenos místicos. En la iglesia, en el coro, e incluso en el refectorio, Miguel era preso imprevistamente del Espíritu del Señor y caía en éxtasis. Una sola palabra, una simple mirada al crucifijo bastaba para enajenarlo. Los superiores lo enviaron a Sevilla para hacerlo examinar por sacerdotes, expertos conocedores de almas, y su juicio fue de lo más favorable. Los superiores creían justamente que un religioso así, lleno de amor de Dios, podría hacer un óptimo apostolado, tanto dentro como fuera del convento. Fue primero elegido vicario del convento de Baeza y después superior de Valladolid, donde en ese momento se encontraba la corte del Rey de España.
En Baeza Miguel consiguió muchas conversiones. Su vida santa y los éxtasis daban a las palabras que él dirigía a los estudiantes de la universidad, a los caballeros, y a los pecadores públicos en el confesionario y el púlpito, el valor de un mensaje de Dios. En la corte de Valladolid fue muy estimado, y favorito del rey Felipe III, el cual, con toda su familia, lo consultaba ante problemas espirituales.
Murió el 10 de abril de 1625, a la edad de treinta y tres años. El 8 de junio de 1862 -fiesta de Pentecostés aquel año- fue canonizado por Pío IX junto con el grupo de mártires japoneses. Había realizado los estudios en las célebres universidades de Baeza y Salamanca, bajo la dirección de los más grandes teólogos; escribió también un tratado titulado «La tranquilidad del alma», y un cántico espiritual en verso sobre la vía unitiva, juzgados muy positivamente por maestros de espiritualidad y letras.
Traducido para ETF del artículo de Giovanni del Sacro Cuore en Enciclopedia dei Santi, que recogemos de Santi e Beati.