Como en muchos otros casos de obiospos antiguos, la leyenda local afirma que san Libertino fue ordenado por el propio san Pedro, y enviado a predicar en Agrigento y a fundar y regir como primer obispo aquella iglesia.Este tema es tan importante en el materiaal tradicional que nos ha llegado sobre el santo, que el cuadro que reproducimos, de Francesco Narbone, representa precisamente ese momento en el que el P´rincipe de lso Apóstoles entrega a Libertino el pergamino episcopal.
No hay, como es de esperarse, ninguna documentación históricamente fidedigna que avale esta leyenda, sino que los escolios históricos más antiguos datan del siglo VII, y sitúan el episcopado y martirio de Libertino hacia el siglo III o inicios del IV, quizás en la persecución de Diocleciano. Hay algunos indicios que apuntan a que el culto local del santo se hallaba extendido ya en la antigüedad: algunos personajes del siglo VI llevan su nombre, y se conservaba, siglos después, una casa de propiedad de la diócesis que era llamada con su nombre. Según la pasión antigua, murió martirizado junto con san Pellegrino de Agrigento, otro santo venerado localmente pero que no se encuntra inscripto en el Martirologio actual.
En Acta Sanctorum, nov. vol II se halla el conjunto del material, muy contradictorio, sobre este santo. En Santi e beati hay un largo artículo de Domenico De Gregorio que, utilizando el conjunto del material tradicional incluido en Acta Sanctorum, trata de salvar lo más posible la antigüedad del personaje, pero las pruebas no parecen demasiado convincentes; finalmente todo se reduce a las vagas «tradiciones locales». Francesco Narbo fue un pintor eclesiástico de Agrigento, de inicios del siglo XVIII.