San Leoncio de Fréjus, nació probablemente en Nimes, hacia el final del siglo IV. La fecha de su ordenación episcopal es incierta, pero lo más probable es que haya ocurrido entre los años 400 y 419. Lamentablemente, la oscuridad que rodea su vida no ha sido totalmente disipada por el concienzudo trabajo de los historiadores. Sin embargo, es indiscutible que fue un hombre de santidad eminente, y su episcopado dio importantes frutos, puesto que desde fecha temprana estuvo asociado a la Virgen María como cotitular de la iglesia catedral de Fréjus; así aparece en un documento del siglo X. Hay razones para creer que era hermano de san Castor, el obispo de Apt, y que en consecuencia era, como él, nativo de Nimes. A veces ha sido confundido con otros del mismo nombre, especialmente con Leoncio, obispo de Arles, que vivió a finales del siglo V. Pero además de la diferencia en el tiempo, los importantes acontecimientos relacionados con el nombre de este último Leoncio hacen imposible la identificación.
El principal suceso durante el episcopado de Leoncio de Fréjus fue la creación del monasterio de Lérins, que tanta influencia tuvo en Occidente, a principios del siglo V. El nombre de este obispo está inseparablemente unido al de Honorato, el fundador del monasterio, y parece haber desempeñado un papel importante en el desarrollo de la vida monástica en el sur-este de la Galia. Honorato lo llamaba su «superior y padre», mientras que Casiano, que gobernó a los numerosos religiosos de la Abadía de San Víctor en Marsella, le dedicó la mayor parte de sus «Conferencias» (o «Colaciones»). Las relaciones del monasterio de Lérins con el obispo diocesano fueron de lo más cordiales y liberales. Algunos autores creen que esto se debía simplemente a la costumbre de la época, pero otros tienen, y no sin razones, el parecer de que era el resultado de los privilegios especiales concedidos por Leoncio a Honorato, con quien estaba unido íntimamente en lazos de amistad. Sea como fuere, estos reglamentos, que, salvaguardando la dignidad episcopal, aseguraron la independencia del monasterio, y fueron confirmados por el Tercer Concilio de Arles, parecen haber sido el comienzo de las inmunidades que más adelante disfrutaron en grado creciente las comunidades religiosas.
Por otra parte, parece que también eran cordiales las relaciones existentes entre el santo y los soberanos pontífices, a juzgar por una tradición que afirma que san León I, después de su memorable disputa con san Honorato (cuando ya era obispo de Arles), privó a la última sede de las prerrogativas que le daban una especie de primacía sobre el distrito de Vienne, y la depositó en Leoncio. Aunque debe tenerse presente que este importante evento se llevó a cabo en el 445, mientras que Leoncio había sido sucedido en el episcopado por Teodoro en el 433. Por eso es que algunos han sostenido que estas prerrogativas fueron concedidas a otro obispo de Fréjus, también llamado Leoncio, que habría sido el sucesor de Teodoro. Pero los partidarios de la respuesta tradicional aducen que -como era habitual en la época- san Leoncio abandonó su sede en el 432 para ir a predicar el Evangelio a las tribus teutónicas, y regresó a su diócesis en 442, donde muere en el 445 o incluso en el 448. Lamentablemente no puede aducirse sobre este apostolado una prueba muy sólida. Por consiguiente, es aún bastante incierto si en la diócesis de Fréjus hubo más de un obispo llamado Leoncio. Otra tradición, que afirma que san Leoncio murió mártir, no parece anterior al principio del siglo XIII, y no merece crédito. Murió casi con seguridad en el 433, aunque por las razones mencionadas algunos afirman que fue en el 443 o 448.
Traducido para ETF, con algunas adaptaciones, de un artículo de Léon Clugnet, «St. Leontius» (1910). hay allí mismo bibliografía de referencia. Imagen: busto-relicario en la catedral de Frejus.