Los padres de san Lamberto le enviaron cuando era muy joven, a la corte de Francia, donde se ganó el favor del rey Clotario III. Sin embargo, al cabo de unos años, Lamberto abandonó el mundo y entró en la abadía de Fontenelle. Allí sucedió en el cargo de abad a san Wandregisilo. Entre sus más distinguidos discípulos, hay que mencionar a san Eremberto y al inglés san Condedo; el primero de estos dos santos renunció al obispado de Toulouse para hacerse discípulo de san Lamberto. A la muerte de san Genesio, hacia el año 679, Lamberto fue nombrado arzobispo de Lyon. Las actas de su época no se conservan, de suerte que apenas sabemos algo sobre sus últimos años. Según parece, acostumbraba retirarse, de cuando en cuando, a la abadía de Donzére, que dependía de la de Fontenelle y que había sido fundada por el mismo san Lamberto.
Existe un fragmento biográfico sobre san Lamberto o Landeberto, que puede leerse en Mabillon y en Acta Sanctorum, abril, vol. II. Ver también Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 170-171.