Juan Roberts nació en Dolgelley, se crió como protestante y entró en la Iglesia católica a los 21 años en la catedral de Nótre Dame de París. Se preparó para el sacerdocio en el Colegio Inglés de Valladolid, pero al año siguiente él y otros cinco alumnos de su colegio pidieron el hábito benedictino en la propia Valladolid. En 1602 el papa Clemente VIII había permitido expresamente a los benedictinos de Valladolid enviar misioneros a la misión inglesa. Tres semanas más tarde, Roberts y otro monje, ambos sacerdotes, desembarcaron en Inglaterra. Hizo un grande y magnífico trabajo, y en la peste que devastó Londres manifestó su espléndida caridad. Cuando la llamada «Conspiración de la pólvora» fue arrestado, pero gracias al embajador francés fue soltado. Entonces tomó parte en la fundación del monasterio benedictino de Douai destinado a proporcionar monjes misioneros para la misión inglesa. De ellos el primero en dar la vida por la fe fue este san Juan Roberts.
Tomás Somers, que usó el alias de Wilson, había nacido en Skelsmergh, Westmoreland, y parece que era católico desde su infancia. Primero fue durante años maestro de escuela e hizo cuanto bien pudo desde su importante puesto en la educación de los niños. Pero luego se decidió por el sacerdocio y acudió al Colegio Inglés de Douai, ordenándose sacerdote en Arras en la vigilia de Pascua del año 1606. Enseguida volvió a Inglaterra y se estableció en Londres, especializándose en el apostolado entre gente humilde y mereciendo por su trabajo lleno de celo y dedicación el epíteto de «párroco de Londres». No era muy erudito pero sí muy caritativo. Arrestado y condenado al exilio, pudo quedarse en Douai como administrador del colegio pero echaba mucho de menos a sus fieles de Londres y por ello volvió para caer enseguida otra vez en manos de la policía. En el proceso se negó a prestar el juramento de supremacía religiosa del rey. Cuando iban a ahorcarlo le permitieron hablar y dijo: «Os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. El padre Roberts os ha dicho la razón por la que nosotros debemos sufrir la muerte, y así no es necesario que yo lo repita, pero quiero deciros una cosa: Yo no he rehusado prestar el juramento porque me falte la fidelidad que Su Majestad el Rey podría esperar de mí. Lo rehuso porque incluye materias de fe, y por ello ese juramento nos ha sido prohibido a todos por Su Santidad el Papa, al que, porque somos ovejas de Cristo, todos nosotros debemos ser obedientes. Yo por eso os ruego y exhorto a ser obedientes al Supremo Pastor de la Iglesia de Dios. Fuera de la Iglesia no hay salvación». Al subir al carro dijo en latín: «En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu».
Ambos mártires habían sido encontrados celebrando misa el primer domingo de Adviento de 1610. Fueron beatificados el 15 de diciembre de 1929 y Roberts fue luego canonizado con los Cuarenta Mártires de Inglaterra y Gales el 25 de octubre de 1970.