Todo lo que sabemos sobre san Geroncio se reduce a que fue obispo de Cervia (Ficocle), en la arquidiócesis de Ravena, y que fue asesinado por «hombres impíos». Probablemente, se tratada de un grupo de bandoleros que dieron muerte al santo en Cagli, en la Via Flaminia, cerca de Ancona, cuando regresaba del sínodo que había presidido en Roma el papa san Símaco. Más tarde, se construyó en el sitio en que fue asesinado una abadía benedictina en su honor. La Iglesia le venera como mártir.
Lo que los bolandistas dicen sobre san Geroncio se refiere más bien a su culto que a su vida; ver Acta Sanctorum, mayo, vol. II, y Ughelli, Italia Sacra, vol. II, c. 486. En su patria se venera mucho a san Geroncio.