No es posible determinar la fecha exacta de su episcopado. Los estudios más recientes lo colocan entre el 342-44 y el 396. Es considerado originario del territorio de Módena y, probablemente, de familia romana, como indica su nombre.
La tradición nos cuenta que era diácono del obispo Antonio, a quien sucedió por deseo unánime de sus conciudadanos, y que para escapar de tal grave deber huyó de Módena, pero encontrado enseguida, tuvo que plegarse a la voluntad de Dios. Su gobierno, siempre según la tradición, fue particularmente fructífero: la conversión total de la ciudad al cristianismo y la consagración de los templos paganos al nuevo culto. Estas noticias se confirman en las condiciones generales de aquellos tiempos, ya que es precisamente en el siglo IV cuando se realiza esa maduración ambiental que puso finalmente al cristianismo por sobre el paganismo, y que llevó a Teodosio I a proclamar el cristianismo religión oficial del imperio y desterrar el culto pagano.
Geminiano es presentado como un hombre de mucha oración y piedad, y también es recordado por su poder sobre los demonios, y por esta razón la fama de su santidad lleva su nombre hasta la corte de Constantinopla, a donde viaja para devolver la salud a la hija del Emperador. Sin embargo este episodio debe considerarse seguramente legendario, ya que es recurrente en las vidas de santos de aquella época.
Las reliquias de este santo fueron trasladadas a la nueva catedral de Módena el año 1106. El reconocimiento de las mismas, realizado en 1955, ha demostrado que el sarcófago que las contiene actualmente es sin duda en el que fue puesto el cuerpo del santo tras su muerte. De hecho, este sarcófago tiene todas las características y refleja todas las condiciones de decadencia de finales del siglo IV, tal como lo menciona san Ambrosio en su carta a Faustinum, describiendo el estado miserable de abandono en el que se encuentran las ciudades antes florecientes de la Emilia, entre ellas Módena, que él visitó. Y es en medio de tanta desolación que se manifiesta la grandeza de Geminiano, y ésta es la razón fundamental de un culto más que milenario, y de las apasionadas expresiones de la antigua liturgia de Módena, que lo invoca como defensor contra la adversidad: «a qui nos ab errore duxit ad rectum tramitem, habeamus defensorem contra cunctam adversariam potestatem» (que tengamos como defensor contra todo poder adversario a aquel que nos ha conducido del error al recto camino).
Sintetizado y traducido para ETF de un artículo de Giuseppe Russo en Enciclopedia dei santi. Ver Acta Sanctorum, 31 de enero, y Anal. Boll, vol. xv, (1897), p. 745.