Este fenómeno de cubrir la falta de documentos con imaginación no es extraño al santoral ni a la tradición oral, pero al cabo, como puede verse, nos deja sin datos, y teniendo que consignar solamente que sabemos que hubo en Cerdeña, en la ciudad de Porto-Torre, un mártir de nombre Gabino, cuya gesta no puede haber ocurrido más allá del siglo IV, puesto que tenemos un primer testimonio de culto muy antiguo, ya con san Gregorio Magno, en el cambio del siglo VI al VII: en una carta que dirige a Jenaro, obispo de Cagliari, quejándose del desordenado comportamiento de una abadesa, menciona la existencia en la isla de un monasterio dedicado a San Gabino y San Luxorio (otro mártir local), de donde precisamente era la referida abadesa (Libro IX, Carta 7). El que haya una fundación monástica con estos patrocinios indica que el culto está ya establecido y difundido en el lugar.
Pero además, la fama de santidad de san Gabino debe haber llegado muy ampliamente a Roma, porque en el siglo VIII san Gregorio III hace erigir en la basílica de San Pedro una capilla que contenía reliquias de santos de diversa procedencia. Sin embargo, la devoción por san Gabino debía ser especial, ya que de él no se traslada una reliquia fragmentaria, sino su cuerpo, y se le dedica uno de los dos altares. Se conserva una descripción escrita de ese altar, realizada por el papa Eugenio III algunos siglos más tarde.
La tradición local celebra a san Gabino como soldado, acompañado de dos clérigos, Proto (obispo) y Gianuario (diácono), el día de Pentecostés y su lunes siguiente, y el 25 de octubre.
Ver Acta Sanctorum, mayo VII, pág. 235. Delehaye, Les origines du culte des martyrs, pág. 356. Antonio Borrelli recoge con muchas amplitud las tradiciones locales en Santi e Beati.