No se debe confundir a este san Félix de Nola, a quien se le agrega el toponímico por haber sido obispo de Nola, con el mucho más conocido san Félix de Nola, presbítero y confesor, que celebramos el 14 de enero, yl que el toponímico se le agrega por haber nacido allí (y para distinguirlo de los muchos santos llamados Félix).
Esta distinción es de mucha importancia, porque la identidad de los nombres y la escasez de datos sobre los dos (pero mucho más sobre el de hoy, ya que del presbítero tenemos como informante a san Paulino de Nola) han hecho pensar durante mucho tiempo que se trataba de un duplicación, máxime si tenemos en cuenta que al san Félix presbítero le atribuye la hagiografía de san Paulino el haber rechazado el episcopado. En muchísimos sitios de internet aparecen los dos santos como el mismo, e incluso la «Vida de los santos» de Butler no menciona a éste del 15 de noviembre. Sin embargo, el hecho de que el nuevo Martirologio lo consigne, habida cuenta del cuidado que se ha tenido en no admitir duplicaciones ni datos del todo inciertos, es suficiente para que sepamos, al menos, que no se trata del mismo santo, aunque nos quedemos con el deseo de saber más acerca del obispo del siglo IV/V que hoy conmemoramos.
Gian Domenico Gordini, en Santi e Beati, aporta la siguiente noticia: «Sobre este personaje son muy pocos los datos fiables, y muchos los legendarios y poco claros. La información cierta refiere el inicio de su ministerio episcopal en 473, y su muerte, un 9 de febrero de 484, como puede verse en una inscripción sepulcral. Para el resto la leyenda ha trabajado muy duro para crear una confusión de la que no es fácil salir.»
Para abundar en la confusión, la iconografía tradicional, y el Martirologio Romano anterior, lo representan mártir (tal como aparece en el cuadro de Formisani de la Catedral de Nola, que ilustra este artículo) a su vez por contaminación legendaria con otro san Félix, del año 97, mártir que ya no figura en el Martirologio actual.