San Esteban de Lyon aparece inscripto en el Martirologio Hieronimiano y en los principales martirologios históricos, siempre en esta fecha del 13 de febrero. En unos pocos esta catalogado como mártir o como confesor (lo que muchas veces significa que sufrió por la fe sin llegar al martirio), aunque no se sabe la razón por la que puede estar registrado así, y puesto que se trata de inscripciones minoritarias y tardías, posiblemente se fundamente sólo en la imaginación de los compiladores.
Sin embargo su fama de santidad no es fruto de la imaginación: vivió en Lyón a fines del siglo V y comienzos del sexto, sede de la que fue el 23º obispo, luego de Rústico, a quien sucedió no por la muerte de éste sino porque él mismo lo nombró sucesor cuando en el 494 tuvo que emprender una misión para el rey ostrogodo Teodorico.
No sabemos mucho de su episcopado, pero habla de él en terminos muy encomiásticos san Enodio de Pavía, quien fue su personal amigo, y se encomienda a sus oraciones en términos muy elogiosos. También san Avito de Vienne habla en una de sus cartas (XXIV) de san Esteban con admiración por la piedad y celo que desplegó en su ministerio, y lo evoca especialmente en relación a la conversión de un donatista.
Nada más concreto sabemos de él; murió posiblemente en el 515, y fue sucedido por san Vivenciolo, quizás hermano suyo.
Ver Acta Sanctorum, febrero II, pág 672, donde están los textos correspondientes de Enodio y Avito; Duchesne, en Fastes Episcopaux, II, pág. 164, lo menciona al pasar, pero en el apartado de Vivenciolo menciona la hipótesis de que fuera hermano de san Esteban.