San Elías Espeleota nació en Reggio Calabria en el 863, de ricos progenitores, Pedro y Leoncia. A la edad de dieciocho años la madre le propone que se case con una joven noble, y forme una familia. Elías, sin embargo, rechazó la propuesta, y huyó de su casa, yendo primero a Taormina de Sicilia, a hacer penitencia, y luego se dirigió a Roma. Aquí, en las cercanías de la ciudad, tomó el hábito monástico de san Basilio Magno, quizás en la abadía de Grottaferrata.
Vuelto a Reggio Calabria, huyó nuevamente, esta vez con el monje Arsenio, y se dirigió a Patrasso, en Oriente. Mientras tanto los sarracenos irrumpieron en calaabria, haciendo estragos y esclavos. Retornado de Patrasso, san Elías, junto con los monjes Cosme y Vital, se retiró a llevar vida de penitencia en la sgrutas de Melicuccà, de donde le viene el sobrenombre de «espeleota», es decir, «que vive en cuevas». Establecido aquí, bien pronto lso habitantes de los pueblos vecinos, atraidos por su fama de santidad, venían a visitarlo, escucharlo, y recibir su consuelo y ánimo.
El 11 de septiembre del 970 (otros dicen 960), cuando tenía ya 97 años, Elías murió. Fue sepultado en el sepulcro que él mismo había excavado en la gruta con sus manos. Allí permaneció su cuerpo enterrado hasta el 2 de agosto de 1747, cuando fueron descubiertos sus huesos. En esa ocasión -como atestiguan las escrituras públicas firmadas por el notario Fantoni Carmelo el 12 de agosto del mismo año-, Antonio Germanò, un joven de Melicuccà gravemente enfermo, por la sola vista de los huesos de san Elías curó instantaneamente.
Traducido para ETF, con escasos cambios, de un artículo de Francesco Roccia.