Domnino padeció bajo el emperador Maximiano, es decir, en los primeros años del siglo IV. Su nombre es muy seguro, pero en los diversos martirologios aparece en esta fecha acompañado de un número variable de otros mártires, Víctor, Philopolo, Acaico, y varios nombres y variantes más, que el nuevo Martirologio Romano ha optado por no inscribir, posiblemente por la dispersión y variedad de esos listados, en los que el único nombre seguro y firme es el de nuestro Domnino.
En los menologios griegos se lo inscribe el 1 de octubre, y tiene asociado un relato de pasión, donde se cuenta que era un cristiano de singular piedad y muy volcado al culto del Dios verdadero. Mantuvo la serenidad ante el interrogatorio, que esta «passio» supone frente al propio emperador, quien al ver la inflexibilidad del santo, se llena de ira e impotencia. Lo manda lacerar, luego fuera de la ciudad, le descoyuntan todo el cuerpo, y es crucificado, y mantenido allí por siete días, sin comer ni beber, mientras da gloria a Dios, al cabo de los cuales, expiró. Los detalles en las distintas versiones de esta pasión no terminan de concordar, por lo que es difícil establecer cuál fue el modo de muerte por el que glorificó a Cristo.
Ver Acta Sanctorum, marzo III, pág. 827. Los Bolandistas no dan por probado que el Domnino de octubre y el de marzo sean el mismo, aunque parece que el Martirologio Romano sigue esa hipótesis.